03.09.2021 Views

las-aventuras-de-pinocho-carlo-collodi

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Las aventuras de Pinocho

Carlo Collodi

–Ni la sombra.

–¿Ni tampoco profesores?

–Ni uno solo.

–¿Ni tampoco es obligatorio estudiar?

–¡Nunca, nunca, nunca!

–¡Qué país tan lindo! –dijo Pinocho sintiendo que se le

hacía agua la boca–. ¡Qué país tan lindo, yo nunca he estado

pero me lo imagino!

–¿Por qué no vienes tú también?

–¡No sacas nada con tentarme! Ya le prometí a mi Hada

querida que me volvería un niño juicioso y no quiero incumplir

mi palabra.

–Entonces adiós, ¡y salúdame a las primarias y los bachilleratos,

si los ves por ahí!

–Adiós, Mecha. Buen viaje y diviértete y acuérdate alguna

vez de tus amigos.

Diciendo esto, el títere dio dos pasos en dirección a su casa,

pero entonces paró, y volteándose hacia su amigo, le preguntó:

–¿Pero estás completamente seguro de que en ese país

todas las semanas tienen seis jueves y un domingo?

–Segurísimo.

–¿Pero estás seguro de que las vacaciones empiezan el

primero de enero y terminan el 31 de diciembre?

–Absolutamente.

–¡Qué país tan lindo! –repitió Pinocho, muriéndose de

ganas de quedarse. Entonces, llenándose de ánimo, añadió

con convicción:

–Entonces adiós en serio, y buen viaje.

–Adiós, Pinocho.

–¿Dentro de cuánto te vas?

–¡Dentro de poco!

–Casi que podría esperarme.

–¿Y el Hada?...

–¡Igual ya voy tarde!... Y volver a la casa una hora antes o

una después es lo mismo.

–¡Pobre Pinocho! ¿Y si el Hada te regaña?

–¡Qué se le va a hacer! Que me regañe... Cuando termine

de gritar se le pasará.

Ya se había hecho de noche, una noche muy oscura, cuando

vieron moverse a lo lejos una lucecita y oyeron un ruido

de sonajeros y un alarido de trompeta, tan chiquito y apagado

que parecía el zumbido de un zancudo.

–¡Ahí está! –gritó Mecha parándose.

–¿Quién es? –preguntó susurrando Pinocho.

–Es el carruaje que viene a recogerme. ¿Entonces vienes,

sí o no?

–¿Pero es en serio –preguntó el títere– que en ese país los

niños nunca tienen que estudiar?

–¡Nunca, nunca, nunca!

–¡Qué país tan lindo!... ¡qué país tan lindo!... ¡qué país

tan lindo!...

i

146 147

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!