03.09.2021 Views

las-aventuras-de-pinocho-carlo-collodi

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Las aventuras de Pinocho

Carlo Collodi

pero el buque se hundió hasta el fondo y el Tiburón-Ballena

ese día tenía un gran apetito, y después de haberme comido

a mí, se comió también el buque…

–¿Cómo, se comió todo el buque de un bocado?... –preguntó

Pinocho asombrado.

–Todo de un bocado, y solo escupió el palo mayor, porque

se le había atascado entre los dientes como una espina.

Por suerte para mí, el buque estaba lleno no sólo de carne

conservada en cajones de estaño, sino de tostadas, es decir

de pan tostado, de botellas de vino, de uvas pasas, de queso,

de café, de azúcar, de velas de sebo y de cajas de fósforos de

cera. Con todos estos regalos del Cielo pude sobrevivir dos

años, pero ahora ya estoy en las últimas. Hoy en la despensa

ya no había nada, y esta vela que ves prendida es la última

que me queda…

–¿Y entonces?

–Entonces, querido mío, nos vamos a quedar a oscuras.

–Entonces, papá querido –dijo Pinocho–, no hay tiempo

que perder. Hay que pensar en un plan de fuga…

–¿De fuga?... ¿pero cómo?

–Escapándonos de la boca del Tiburón-Ballena y atravesando

a nado el mar.

–Bien por ti, mi querido Pinocho, pero yo no sé nadar.

–¿Y eso qué tiene?... Tú te subes a mi espalda y yo, que

soy buen nadador, te llevo sano y salvo hasta la playa.

–¡Ilusiones, niño mío! –contestó Geppetto, meneando la

cabeza y sonriendo con melancolía–. ¿Te parece posible que

un títere de apenas un metro de altura, como lo eres tú, pueda

tener la fuerza para llevarme nadando en la espalda?

–¡Prueba y lo verás! Además si está escrito en el cielo que

tenemos que morirnos, por lo menos tendremos la consolación

de morir abrazados.

Y sin decir más, Pinocho agarró la vela y alumbrando el

camino, le dijo a su papá:

–Ven conmigo, y no tengas miedo.

Y así caminaron un buen trecho, y atravesaron todo el

cuerpo y todo el estómago del Tiburón-Ballena. Pero llegando

al punto donde empezaba la espaciosa garganta del

monstruo, pensaron que era mejor parar y echar una ojeada

para escoger el momento oportuno para la fuga.

Hay que saber, ahora, que el Tiburón-Ballena, siendo

muy viejo y sufriendo de asma y de palpitaciones del corazón,

estaba obligado a dormir con la boca abierta, por lo que

Pinocho, asomándose al comienzo de la garganta y mirando

para arriba, alcanzaba a ver hacia afuera de esa enorme

boca abierta un buen pedazo de cielo estrellado y una hermosa

luz de luna.

–Este es el momento para escapar –susurró entonces girándose

hacia su papá–. El Tiburón-Ballena duerme como un

lirón: el mar está tranquilo y se ve como si fuera de día. Ven,

papito, detrás de mí, y dentro de poco estaremos a salvo.

Dicho y hecho. Subieron por la garganta del monstruo

marino y llegando a la inmensa boca, comenzaron a caminar

en puntillas sobre su lengua, una lengua tan ancha y larga

que parecía la senda de un jardín. Y ya estaban a punto de

dar el gran salto para tirarse al mar, cuando, de repente, el

Tiburón-Ballena estornudó, y al estornudar dio un sacudón

tan violento que Pinocho y Geppetto salieron volando hacia

182 183

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!