03.09.2021 Views

las-aventuras-de-pinocho-carlo-collodi

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Las aventuras de Pinocho

Carlo Collodi

–¡Créenos, Pinocho, que ahora somos pobres y desgraciados

de verdad!

–¡De verdad! –repitió el Gato.

–Si son pobres, se lo merecen. Acuérdense del dicho que

dice: “Lo que por agua viene, por agua se va”. ¡Hasta luego,

par de joyas!...

–¡Ten compasión de nosotros!...

–¡De nosotros!

–¡Adiós, joyitas! Acuérdense del dicho que dice: “la harina

del diablo se vuelve corteza”.

–¡No nos abandones!

–¡…dones! –repitió el Gato.

–¡Hasta luego, joyitas! Recuerden ese dicho que dice: “El

que se roba la ruana del prójimo muere sin camisa!

Y diciendo estas cosas, Pinocho y Geppetto siguieron

tranquilamente su camino, hasta que, avanzando otros

cien pasos, vieron al final de un sendero, en medio del

campo, una hermosa cabaña de paja, y con el techo de lajas

de ladrillo.

–En esa cabaña debe vivir alguien –dijo Pinocho–. Vamos

a golpear.

Fueron y golpearon.

–¿Quién es? –preguntó una voz desde adentro.

–Somos un pobre papá y un pobre hijo, sin pan y sin techo

–respondió el títere.

–Denle vuelta a la llave y la puerta se abrirá –dijo la misma

voz.

Pinocho giró la llave y la puerta se abrió. Apenas entraron,

miraron aquí, miraron allá, y no vieron a nadie.

–¿Dónde está el dueño de la cabaña? –dijo Pinocho maravillado.

–¡Aquí arriba!

Padre e hijo se giraron de inmediato hacia el techo y vieron

sobre una viga al Grillo Parlante.–¡Oh, mi querido Grillito!

–dijo Pinocho saludándolo amistosamente.

–¿Ahora soy “tu querido Grillito”? ¿Es que no te acuerdas

de cuando me tiraste un martillo encima para echarme

de tu casa?....

–Tienes razón, Grillito. Aplástame a mí también… tírame

un martillo, pero ten piedad de mi pobre papá…

–Tendré piedad del padre y también del hijo, pero quería

recordarte el porrazo que me diste para enseñarte que

en este mundo, cuando se puede, hay que ser cortés con todos

si queremos que nos traten con la misma cortesía cuando

la necesitemos.

–Tienes razón, Grillito, tienes razón de sobra y voy a tener

en mente esa lección. ¿Pero me explicas cómo hiciste

para comprarte esta linda cabaña?

–Esta cabaña me la regaló ayer una graciosa cabra que tenía

una lana de un hermoso color azul turquesa.

–¿Y la cabra adónde se fue? –preguntó Pinocho con viva

curiosidad.

–No sé.

–¿Y cuándo va a volver?...

–No va a volver nunca. Ayer se fue toda afligida y, balando,

parecía decir: “Pobre Pinocho… ya no lo volveré a ver…

¡el Tiburón-Ballena a esta hora se lo debe haber tragado!”.

–¿Dijo eso exactamente?... ¡Entonces era ella!... ¡era ella!...

188 189

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!