03.09.2021 Views

las-aventuras-de-pinocho-carlo-collodi

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Las aventuras de Pinocho

Carlo Collodi

–A ver la idea.

–Se me ocurrió hacerme un lindo títere de madera. Pero

un títere maravilloso, que sepa bailar, hacer esgrima y dar

saltos mortales. Con este títere voy a viajar por el mundo para

ganarme un poco de pan y un vaso de vino. ¿Qué le parece?

–¡Felicitaciones, Polentica! –gritó la misma vocecita de

antes, sin que se entendiera de dónde venía.

Al oír que lo llamaban Polentica, el compadre Geppetto

se puso rojo como un ají y girándose hacia el carpintero le

dijo hecho una fiera:

–¿Por qué me tiene que ofender?

–¿Quién lo ofendió?

–¡Usted me dijo Polentica!

–No, no fui yo.

–¿Ah, entonces fui yo? Pues claro que fue usted.

–¡Que no!

–¡Que sí!

–¡Que no!

–¡Que sí!

Y acalorándose cada vez más, pasaron de las palabras a

los hechos, y despelucándose se arañaron, se mordieron y se

arrancaron la ropa.

Terminado el combate, el maestro Antonio encontró en sus

manos la peluca amarilla de Geppetto, y Geppetto notó que en

la boca tenía sujeta la peluca canosa del maestro Antonio.

–¡Devuélvame mi peluca! –gritó el maestro Antonio.

–Devuélvame la mía y hagamos las paces.

Recuperando cada uno su peluca, los dos viejos se dieron

la mano y juraron quedar de amigos para toda la vida.

–Entonces, compadre Geppetto –dijo el carpintero en señal

de paz–, ¿cuál es el favor que me iba a pedir?

–Quiero madera para hacer mi títere. ¿Me regala un

poco?

El maestro Antonio, muy contento, fue de inmediato a

tomar de su mesa el tronco de leña que le había dado tantos

sustos. Pero cuando volvía a entregárselo a su amigo, el

tronco dio un respingo y zafándose con violencia de sus manos,

fue a dar con fuerza en la espinilla flacuchenta del pobre

Geppetto.

–¡Ay! ¿Esa es la manera en que usted da un regalo, maestro

Antonio? ¡Casi me deja cojo!

–¡Le juro que yo no fui!

–¿Ah, entonces fui yo?

–La culpa es de ese tronco de leña…

–Ya sé que fue el tronco, ¡pero usted fue el que me lo tiró

a las piernas!

–¡Yo no se lo tiré!

–¡Mentiroso!

–¡A mí no me ofenda, Geppetto; o si no le digo Polentica!...

–¡Burrito!

–¡Polentica!

–¡Zopenco!

–¡Polentica!

–¡Simio espantoso!

–¡Polentica!

Al oír que le decía Polentica por tercera vez, a Geppetto se

le fueron las luces, se abalanzó sobre el carpintero y se dieron

durísimo.

22 23

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!