ConSentido - Segunda Edición

03. Conectando Saberes y Experiencias
encuentro dialógico con los otros en
actos responsables de correspondencia.
Aprender, supera la noción cognoscitiva,
implica el desarrollo emocional de los
involucrados en el proceso educativo, el
replanteamiento de la función social de la
escuela y la formación de sujetos críticos y
éticos. Partiendo de estas premisas, y ante
la urgencia impostergable de reivindicar
la naturaleza de los procesos educativos,
es indispensable acoger la propuesta del
nuevo marco curricular para la educación
básica como una apuesta para superar las
visiones de reformas educativas sexenales
y transitar a una verdadera transformación
educativa.
En este sentido, el nuevo marco curricular
abre posibilidades para romper la rigidez
de planes y programas de estudio que
tanto hemos padecido y criticado las y los
maestros:
El plan de estudio de educación básica
reconoce la libertad académica de las
maestras y los maestros para resignificar y
replantear los contenidos de los programas
de estudios y de los materiales educativos de
acuerdo con las necesidades formativas de los
estudiantes, considerando las condiciones
escolares, culturales, territoriales, sociales,
educativas, ambientales, de género,
capacidad y sexualidad en las que se ejerce
la docencia. (SEP, 2022, p. 67).
Es decir, la capacidad de agencia de las y
los maestros, puesta en juego de manera
cotidiana al enfrentar los retos de la
diversidad de estilos de aprendizaje y
condiciones de vida de las y los alumnos
atendidos en el aula se coloca en el centro
de la gestión del aprendizaje.
Se trata de tener a la escuela/comunidad
al centro y a la maestra y el maestro como
actores /autores de la transformación
educativa. La premisa indiscutible es el
acompañamiento y la formación continua
de las y los profesionales de la educación
que es caracterizada como una “formación
docente situada, concebida como un
proceso continuo de aprendizaje que
reconoce los saberes de las y los maestros,
toma como centro las problemáticas reales
de las comunidades de práctica y articula
los diferentes procesos formativos sin
negar las particularidades” (MEJOREDU,
2022).
Sin duda alguna, el marco curricular para
la educación básica enfrenta al SEN en
su conjunto, a una serie de desafíos para
concretar, en la práctica y en todas las
aulas del país, los postulados de una audaz
narrativa que describe las demandas que
por años hicimos las y los maestros, y que
justifica la urgente transformación de la
educación. Estamos frente a la posibilidad
Asimismo, incentiva la autonomía
curricular de las y los maestros en tanto
“profesionales de la educación y la cultura
para decidir sobre su ejercicio didáctico, los
programas de estudios y para establecer
un diálogo pedagógico en los procesos de
enseñanza y aprendizaje” (SEP, 2022, p. 5).
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