ConSentido - Segunda Edición

04. Exprésate
DEJAR IR Versión
Español
(Una Reflexión Personal Sobre El Amor)
Autor: Luis Pablo Arévalo Bisogno
El amor es una cosa peculiar. Nos hace querer
ir un kilómetro extra por personas y también
nos hace querer ser mejores. Nos hace querer
estar presentes. El amor no solamente se da
a las parejas de vida, también se comparte
con las personas que apreciamos. Lo damos
a las personas que realmente nos importan,
quienes pueden verse de distintas formas y
tamaños. Usualmente nunca planeamos el
conocer a un amigo o compañero de vida,
simplemente pasa.
Sin embargo, al ser el amor un concepto
intangible, no podemos contarlo, dividirlo
o distribuirlo racionalmente. Simplemente
lo damos a medida que avanzamos. Este no
es un escrito hecho con rencor, estimado
lector. El único propósito es expresar mis
pensamientos sobre el asunto. Sigo creyendo
que todos deberían de dar todo el amor que
puedan en esta vida.
Dicho esto, hay un problema potencial con
el que podrías toparte. Podrías estar en
bancarrota de amor y ni siquiera saberlo. En
mi mente, hay dos tipos de amor, el primero
es un amor compasivo (el tipo que Jesús
enseñó, que implica ser amable, respetuoso y
consciente de otros seres vivos) y el segundo
es un amor afectuoso (el tipo de amor que
solamente das a las personas especiales en
tu vida).
Desde mi pensamiento, el amor compasivo
debería ser mucho más abundante porque
no ocasiona ningún daño a la persona que
lo comparte. Al contrario, compartir amor
compasivo es gratificante para el partícipe
y a la vez trae un poco de alegría al mundo.
Nunca habrá suficiente amor compasivo.
Por otra parte, el amor afectuoso debería
tratarse más como una cuenta de ahorros,
sólo puedes darlo hasta que te quedes en
bancarrota. Este tipo de amor es mucho más
intenso pero también mucho más agotador
debido a su naturaleza íntima, y aprender a
distribuirlo es una parte clave de madurar.
De ninguna manera estoy diciendo que no se
debería dar este tipo de amor, sin embargo,
es más común tener problemas cuando se
trata de aprender a manejarlo. Tal como una
cuenta de ahorros, este tipo de amor puede
gastarse, y para reponerlo, se debe de recibir.
Estoy seguro, querido lector, que en muchas
ocasiones de tu vida te has encontrado dando
más amor del que recibes. Todos nosotros
hemos sido culpables de dar demasiado de
nuestro tiempo, extendiéndonos de más
para ofrecer ayuda, o incluso ofreciendo
demasiado de nosotros a personas que,
cuando las necesitamos, no estuvieron cerca
para darnos el mismo tipo de apoyo y amor.
Efectivamente gastamos nuestro amor de
30