ConSentido - Segunda Edición
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05. Pasión por la Educación
que le hemos hecho a la Tierra no tiene
retroceso y las consecuencias no se detienen;
mientras los gobernantes sigan priorizando
la cultura de la producción y consumismo,
sobre la ética del cuidado y continuemos
sin darle la importancia debida al cuidado
de la Tierra, las afectaciones ecológicas
serán mucho más lamentables.
Cabe mencionar que la crisis de las
civilizaciones ha producido seres humanos
indiferentes y egoístas, que vemos a nuestro
planeta desmoronarse y continuamos por
las comodidades y el placer sin concebir
la trascendencia de la humanidad única y
exclusivamente con el rescate y salvación
de la Madre Tierra. Como humanidad, no
queremos atender el hecho de que los
conflictos ambientales están acabando con
un sin número de especies; cerca de un
millón de especies animales y plantas hoy,
están en peligro de extinción.
Cada año, el mundo pierde diez millones de
hectáreas de bosques, lo equivalente a la
extensión similar a Islandia; y no queremos
ver, y nos hacemos ciegos ante la debacle
ecológica y seguimos sin aceptar que todos
los que habitamos el planeta, tenemos, cada
uno desde nuestra trinchera, desde nuestro
ser, saber y actuar, una responsabilidad real
para detener el cambio climático, mejorar
la huella ecológica que deja la humanidad a
su paso, protegiendo las especies y hábitats
naturales; favoreciendo la economía azul, la
revolución verde, con energías renovables y
economías sustentables y sostenibles.
Cuando la humanidad habitó el planeta, éste
ya era la gran Madre Tierra, no nos necesitó
para su existencia y no nos necesita para
sobrevivir, nos desechará y pocas especies
sobrevivirán y pocas especies se podrán
adaptar y la Tierra seguirá en el universo, aún
sin la humanidad, con las pocas especies que
subsistan, y de esta manera la Tierra nos dice
a gritos: “no te pido que me salves, te exijo
que seas parte de una nueva humanidad...
sólo si quieres coexistir, vivir y ser”.
De no entenderlo y asumirlo, preparémonos
para ver a la humanidad extinguirse como
vimos extinguirse a la foca monje del caribe,
que solía nadar por las corrientes del Golfo
de México, fue declarado extinto en 2008. O
al sapo dorado, que habitaba en las charcas
del bosque nuboso Monteverde en Costa
Rica, mismas que se secaron por el cambio
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