ConSentido - Segunda Edición
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03. Conectando Saberes y Experiencias
la acción, así como los posibles modos de
actuar en circunstancias particulares.
La emancipación, es entendida como el
proceso a través del cual se transita de un
estado de subordinación o dominación
a un estado de autonomía, en el que los
lazos de sujeción ceden o se rompen
liberando al individuo. En palabras de
Freire: “la praxis como acción, reflexión
y transformación social, hace de la
educación un instrumento de liberación”.
Esta nueva concepción, a través de la
cual el hombre aprehende su realidad
para transformarla logrando su
emancipación dio origen a la teoría crítica.
Con base en los principios de esta teoría se
gesta el paradigma socio- crítico que, según
afirma Popkewitz (1988) citado en Alvarado
y García (2008, p. 190-191) se caracteriza por:
(a) conocer y comprender la realidad
como praxis; (b) unir teoría y práctica,
integrando conocimiento, acción y valores;
(c) orientar el conocimiento hacia la
emancipación y liberación del ser humano;
y (d) proponer la integración de todos
los participantes, incluyendo al maestro,
en procesos de autorreflexión y de toma
de decisiones consensuadas las cuales
se asumen de manera corresponsable.
Se explican enseguida las
implicaciones de esta caracterización.
La primera característica del paradigma
socio- crítico es la interpretación dialéctica
de la praxis, concebida por Marx como la
acción generadora de conocimiento en el
aquí y ahora; la praxis determina la teoría
y no al contrario, lo que le confiere su
capacidad transformadora de la realidad
a través de acciones y decisiones de los
sujetos. En otras palabras, la observación y
el estudio de las prácticas sociales permiten
generar cuerpos teóricos con base en
las variables materiales de la historia.
Ahora bien, aunque parezca ocioso
puntualizar que una característica
importante de este paradigma sociocrítico
es “unir la teoría y la práctica”,
no está por demás insistir, que es un
postulado antiguo que frecuentemente
no cuenta con procedimientos
pedagógico- didácticos que hagan
posible esta condición en las aulas.
Respecto de las dos últimas características,
éstas son desarrolladas por el exponente
más representativo de esta escuela de
pensamiento en América Latina: Paulo
Freire (1975) para quien la educación
será liberadora en tanto permita a las
personas que aprenden constituirse en
sujetos activos de sus propios procesos.
En este sentido, la autoreflexión no
es un proceso pasivo meramente
de contemplación sino un proceso
acompañado de acción social para
transformar las desigualdades,
tanto en las relaciones como en las
situaciones y estructuras sociales.
Educar no es transmitir, Freire propone
que la labor del educador es motivar
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