Descarga en formato PDF (4 MB) - Centro Ramón Piñeiro para a ...
Descarga en formato PDF (4 MB) - Centro Ramón Piñeiro para a ...
Descarga en formato PDF (4 MB) - Centro Ramón Piñeiro para a ...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Temo a esas G<strong>en</strong>tes de Dana, Emer Donn dijo de rep<strong>en</strong>te, porque<br />
están cerca de los dioses. Pero creo que te temo más a ti, Amergín, porque<br />
puedes ser un demonio.<br />
El anciano apretó el hombro del guerrero haciéndole estremecerse<br />
por la fuerza del apretón. No soy demonio, yo soy simplem<strong>en</strong>te un<br />
hombre, aunque soy ambos, más o m<strong>en</strong>os como un humano.<br />
El hijo mayor de Mil se volvió <strong>para</strong> ver cómo el hombre de pelo<br />
blanco atravesaba el barco. Fuese lo que fuese Amergín –dios o demonio,<br />
mago o brujo– no era un hombre. Se estaba volvi<strong>en</strong>do <strong>para</strong> seguir<br />
al anciano cuando vio movimi<strong>en</strong>to <strong>en</strong> la playa. El guerrero chasqueó<br />
los di<strong>en</strong>tes con frustración. Esperaba desembarcar <strong>en</strong> la playa antes de<br />
ser visto, pero t<strong>en</strong>dría que saber de antemano que esa maldita Tribu de<br />
Dana t<strong>en</strong>ía espías por todos lados. Probablem<strong>en</strong>te habrían circundado<br />
toda la isla con un tipo de <strong>en</strong>cantami<strong>en</strong>to mágico que los avisaba cuando<br />
se aproximaban extraños. Ahora sabía que su propósito no t<strong>en</strong>ía<br />
esperanza. Enfr<strong>en</strong>tarse <strong>en</strong> batalla <strong>en</strong> la playa sería suicida <strong>en</strong> esas circunstancias.<br />
¿Cuántos ves, le preguntó a Erannan mirando hacia el<br />
mástil.<br />
Tres, hermano.<br />
¿Tres qué, Emer Donn dijo <strong>en</strong> un tono brusco. ¿Tres legiones,<br />
tres cohortes, tres ejércitos ¿Cuántos<br />
Erannan se asomó <strong>para</strong> mirar hacia abajo, hacia la brillante cabeza<br />
calva de su hermano. Sólo tres, hermano, nada más. Tres figuras<br />
que vist<strong>en</strong> ropajes largos de oro, plata y bronce. Parec<strong>en</strong> mujeres, añadió.<br />
¿Mujeres, Emer Donn dijo varias palabrotas. Brujas <strong>en</strong>tonces,<br />
mandadas <strong>para</strong> <strong>en</strong>cantarnos.<br />
Peor, dijo Amergín caminando <strong>en</strong> sil<strong>en</strong>cio detrás de Emer Donn.<br />
Ellas son los espíritus de la tierra.<br />
Emer Donn remaba <strong>en</strong> un pequeño bote de madera y de coraza<br />
de piel llevando a Amergín a la orilla. Ningún hombre habló durante<br />
el corto trayecto a la playa. Ambos se conc<strong>en</strong>traban <strong>en</strong> las figuras <strong>en</strong>capuchadas<br />
de ropajes largos y esperando <strong>en</strong> lo alto de la playa, a la<br />
sombra de los árboles que bordeaban la ar<strong>en</strong>a. Las figuras parecían<br />
vagam<strong>en</strong>te fem<strong>en</strong>inas, aunque con las capas de capucha sobre las vestim<strong>en</strong>tas<br />
de oro, plata y bronce era imposible distinguir sus rasgos.<br />
247