IV - CCA Monatsblatt

Kultur
de Ceausescu. Hubiéramos querido comentar, argumentar, discutir con ella,
pero ante la viva evidencia de alguien maltratado y echado de su país, sólo por
pertenecer a una minoría, quedamos impresionados y no atinamos a decir nada.
De alguna manera también mostramos cierta impotencia y nos limitamos en
gran parte a escuchar. Todo esto nos indicó, en cierta forma, que Herta también
escribía desde lo personal. Muchos de los hechos monstruosos contados en éste
y otros libros, le han ocurrido o a ella y a su familia o a sus vecinos y amigos.
La parte informal del encuentro fue algo más tarde, más o menos unas dos
horas después, en las que abandonamos las instalaciones del Instituto Goethe
e invitamos a Herta a un café cercano. Ahí, en medio de pastelillos y humintas
- no recuerdo si ella tomó té o café - conversamos de manera algo más
distendida, pero no del todo. Recuerdo a una Herta Müller aún bastante rígida,
a la cual era difícil sacar una sonrisa y desviarla del tema. De alguna manera,
continuamos enterándonos de los horrores de la dictadura en Rumania. No lo
intentamos siquiera, es decir, sacarla de su rol de escritora militante, luchadora y
comprometida con los derechos humanos en su país de nacimiento.
“LA PATRIA ES EL LENGUAJE”
Decía que Herta Müller fue echada de Rumania por pertenecer a una minoría.
Sus padres eran alemanes, más concretamente emigrantes suabos: “Los suabos
llegaron a la región denominada Banato hace más de trescientos años. Su
lengua, un dialecto del alemán, es una más de las que se hablan en la zona
multiétnica habitada por bávaros, suabos, palatinos, croatas, armenios, búlgaros
y eslovacos. Esa parte del mundo es un ejemplo de la diversidad que caracteriza
a Europa Media. Herta Müller nació en esa parte de Rumania y, desde muy
pequeña, escribió en alemán y en rumano. Siempre dio testimonio de su horror
por la dictadura de Ceaucescu. Mucho se ha hablado de su pertenencia al país
natal, aunque su lenguaje sea el alemán. “Digamos que Herta es una rumana
que representa a la poderosa variedad social y lingüística de Europa Media.
Es, en fin, una ciudadana del país de la literatura”. Este es un comentario de la
prensa española, pero ella misma afirma que la “patria es el lenguaje”, aparte
que los alemanes lo han asumido siempre así. Personalmente considero a Herta
Müller como a alguien que por casualidad nació en otro lugar de la tierra, pero
que ella es alemana y no sólo por el lenguaje. Según mis averiguaciones, ella
empezó a escribir algo en rumano a partir de sus quince años. Antes escribió y
habló sólo alemán. Hasta ahora ella asegura no poder escribir en rumano, que
le falta vocabulario y que sin las palabras, pues no se puede escribir. Por otra
parte, considero a Herta también “muy alemana” en cuanto al estilo o, tal vez
mejor dicho, a la forma de escribir. Si pensamos en García Márquez, su estilo
podría ser comparado como el vaivén de una brisa tibia de palabras arropadas
en una hamaca, en cambio, el estilo de Müller es como el salto de unos dados
Monatsblatt 4/2010
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