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Olive Senior - PEN International

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38<br />

PALABRAS ... DESCUBIERTO EN TRADUCCIÓN<br />

artística. Como los surrealistas, queríamos crear una atmósfera de ambivalencia<br />

psíquica, provocar a través de la ambigüedad, el terror sublime, la belleza abyecta.<br />

Nos hundimos en las profundidades de la abyección para crear una obra que fuera<br />

interesante. Sin lugar a dudas, algunos de los surrealistas tenían cuelgues con las<br />

mujeres. Nosotras también teníamos cuelgues con los hombres, pero más que nada,<br />

con nuestras identidades de mujer. Nos dimos cuenta de que de muchas formas<br />

estábamos metidas en un mero juego de invertir los papeles. Por aquel entonces no<br />

entendíamos que a veces se teme al objeto de deseo, que a veces el deseo con su fuerza<br />

ilimitada es como para temerlo. Se nos hizo cada vez más imposible ignorar que<br />

estábamos convirtiendo al miedo en sarcasmo.<br />

Estuvimos todo aquel año tratando de solucionar estas cosas. Mary Jane estuvo<br />

consultando sus cosas con la almohada. Yo desmenucé mi escritura hasta su esencia<br />

más mínima. Solía escribir cuentos antes de conocer a Mary Jane. Cuentos sobre<br />

dulces hombres desastre, toda mi vida giraba alrededor de la búsqueda de historias.<br />

Entonces me cansé de las historias. Había leído tantas. Escrito tantas. Decidí que lo<br />

que me encantaba de la lectura, de la escritura, era la forma en que una frase<br />

encarnaba una verdad insospechada, las constelaciones perfectas de palabras, el<br />

ritmo, el placer complejo del lenguaje. Las historias se volvieron sospechosas, la ilusión<br />

de que había un significado tras todo este caos, una mentira. Quería seguir la lógica<br />

de los sonidos, quería descubrir las afinidades secretas de las palabras, no quería<br />

sacrificar la vida de las palabras con el fin de contar una historia. Desmenucé las<br />

historias en fragmentos. Y los fragmentos en más fragmentos. Quería algo diferente.<br />

Los fragmentos eran tan resistentes.<br />

Palabras. Me fascinaban tanto por su significado como por su música. Me<br />

encantaba la forma en que fluían juntas hacia melodías impredecibles, su pulso, su<br />

sonido como materia, su textura. Me encantaban las palabras en todas las lenguas,<br />

pero sobre todo me encantaban las palabras en español. No quería sacrificar mi propia<br />

lengua materna para adoptar una lengua nueva como hacen algunos extranjeros<br />

cuando se van desnudando de su lengua materna para encajar en una cultura nueva,<br />

sólo para descubrir que no encajan en ninguna de las dos. Era una forma de agarrarme<br />

a mi identidad lingüística. Leía ávidamente en mi propia lengua para mantenerla<br />

a la perfección. Escribía en mi propia lengua mientras aprendía inglés, incluso si no<br />

lo podía compartir con nadie: en general, los ingleses tienden a ser resueltamente<br />

monolingües, un excentricismo vergonzoso, un escándalo.<br />

Me hice adicta al diccionario. Había algo desconcertante cuando buscaba la<br />

traducción de palabras españolas al inglés y viceversa. Había siempre huecos<br />

escurridizos en las traducciones. Había algo que se perdía y algo extra. En ambas<br />

lenguas había palabras sin equivalente. El diccionario daba equivalentes, cuando<br />

en realidad se trataba de aproximaciones pobres. Una palabra quería decir cinco<br />

cosas diferentes en una lengua, pero no quería decir la mitad de esas palabras en<br />

la otra, sino que por el contrario significaba un conjunto de palabras diferentes. Las<br />

palabras se perdían en otras palabras, formando constelaciones que cambiaban<br />

continuamente. Y luego no podía oler del todo a las palabras inglesas, no podía del<br />

todo degustar su sabor, su ambiente emocional. Las palabras españolas siempre<br />

me sonaban mejor. Mi relación con el inglés era diferente. Era aprendida, no me<br />

pertenecía del todo, carecía de la textura de años de experiencia, la textura de un<br />

diccionario altamente subjetivo, aunque me encantaba escuchar a Mary Jane.<br />

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