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de cambios en medio de ritos complicados y muy prolongados.<br />
Los seres evocados por el dubpapo 81 no son creaciones de su imaginación,<br />
sino personalidades bien conocidas del mundo de los dioses y de los<br />
demonios, que han sido veneradas o propiciadas durante siglos por millones<br />
de creyentes.<br />
Según los ocultistas tibetanos, estos seres han adquirido una especie de<br />
existencia real debido a los innumerables pensamientos que han estado<br />
concentrados en ellos. 82<br />
Teorías análogas han sido expresadas en las Escrituras Sagradas de la<br />
India. Se dice en el Brihad Aranyakopanishad, considerado como anterior al<br />
budismo: "Aquel que adora una deidad pensando «yo soy yo, ella es otro»,<br />
es un ignorante. Los dioses se sirven de él como de una bestia. Del mismo<br />
modo que las bestias mantienen a los hombres, así los hombres mantienen a<br />
los dioses". 83<br />
¿De qué manera los mantienen? Alimentando sus personalidades subjetivas<br />
por el culto que les rinden, me ha Los lamas esclarecidos están<br />
perfectamente conscientes de la naturaleza de los personajes que evocan,<br />
pero aseguran que, por medio de esta especie de deporte místico, se logran<br />
resultados que jamás, o muy difícilmente, podrían lograrse de otro modo.<br />
¿Cómo se explica esta cosa tan rara? Según los tibetanos, durante la<br />
celebración de un rito el pensamiento del oficiante se concentra en las<br />
deidades, y estas, "que ya existen", se vuelven más reales y poderosas para<br />
él. Al identificarse con ellas, el dubpapo se pone en comunicación con una<br />
acumulación de energía muy superior a la que podría engendrar por sus<br />
propios medios.<br />
El contacto con este poder misterioso puede ser beneficioso para el<br />
celebrante del rito y procurarle la realización de sus deseos. De cualquier<br />
modo, si carece de habilidad —principalmente en los dubthabs de la especie<br />
"terrible"— puede ser maltratado e incluso muerto por las personalidades<br />
poderosas que han sido atraídas por la concentración de su pensamiento.<br />
Señalemos una vez más que, según los místicos tibetanos, los dioses o los<br />
demonios, el cielo o el infierno no existen más que para quienes creen en<br />
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