Setorial Panorama of Brazilian Culture - 2011|2012
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El nacimiento de una fábrica de sueños
Fábrica de sueños
Entre maestros, alumnos, actores y colaboradores, son aproximadamente 250 personas
e innumerables historias, sueños y realizaciones que giran en torno al Punto de Partida. Ronaldo
Pereira es otro ejemplo. De fan, se hizo integrante del grupo teatral. Participó en el proyecto
de renovación realizado en 2004, la Casa de Arte&Ofício, y fue uno de los seis elegidos
después de tres años de curso intenso. “Cuando abrieron las inscripciones, yo sabía que era
una oportunidad única”, cuenta. En aquel momento, con 17 años, Ronaldo pronto percibió
otra forma para estudiar arte. “Tuve un shock muy grande cuando vine de la escuela para acá.
La escuela trata cuestiones como la lectura y la formación cultural de una manera muy
cuadrada. Aquí todo el mundo participa, indica libros, discute textos, intercambia ideas”.
El nombre del grupo, por cierto, define bien el inicio del proyecto. “Barbacena no tenía
ni equipo de fútbol ni banda de música”, cuenta Regina. “Nuestra primera idea fue no nacer
como un grupo de teatro, sino como un movimiento cultural”. Quienes lo idearon,
aproximadamente 20 personas, evitaron aliarse con los grupos políticos que dominaban la
ciudad en aquel tiempo. “Entendimos qué deberíamos hacer en primer lugar: formar un público.
Necesitábamos conquistar a la población. Sabíamos que nuestros primeros aliados debían ser
las personas, no las instituciones”, refuerza.
La ciudad está ubicada en un punto estratégico: entre Belo Horizonte y Río de Janeiro y
no tan lejos de San Pablo. “Percibíamos que todo pasaba por Barbacena, pero nada sucedía
aquí. Entonces, teníamos dos alternativas: hacer que suceda o quedarnos toda la vida
reclamando”, explica la directora. Entonces, aquellos jóvenes idealizadores pasaron a batallar
para colocar a la ciudad en el itinerario cultural del país. Y salió bien. Nombres como Paulo
Gracindo, Plínio Marcos, Fernanda Montenegro, Elba Ramalho, Luiz Gonzaga y João Bosco,
entre otros, pasaron a formar parte de las atracciones de la ciudad.
En paralelo a eso, empiezan a desarrollar nuevos modelos de encuentros, en algunos
casos destinados a escenarios menores, con artistas menos conocidos del “gran público”.
Mientras el proyecto “Roda Viva” invitaba a intelectuales para discutir aspectos de la vida social
y política del país, el “Bar em Cena” nacía para recibir presentaciones más íntimas de artistas
competentes, pero aún distantes de las “luces” de los grandes medios.
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