Setorial Panorama of Brazilian Culture - 2011|2012
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La cultura en Brasil
Los responsables de la toma de decisiones y gestores de la inversión en cultura en
Brasil entienden sus papeles como complementarios, aunque sepan que el aprovechamiento
de vocaciones de la iniciativa privada para el desarrollo cultural carece de mayor desarrollo.
Por su parte, el intercambio de información y la acción colectiva entre los actores
posibilitadores también necesitan de mayor atención para que, de esta forma, se potencien
los resultados de los diálogos y de la actuación conjunta.
Una buena reflexión a realizar es cómo promover la actuación integrada de estos diversos
actores – cada uno con su vocación, con un conocimiento diferente – para contribuir con el
desarrollo de la cultura en el país de la mejor manera. Esta investigación proporciona algunas
evidencias para iniciar tal reflexión, pero aún no son suficientes para responder a esta cuestión.
El papel de la cultura en Brasil
Para los responsables de la toma de decisiones y gestores de la inversión en cultura, el
denominador común en la percepción del papel de la cultura en Brasil es su potencial de inclusión
social y desarrollo de la conciencia ciudadana, del conocimiento que cada ciudadano desarrolla
sobre sus derechos y deberes políticos y civiles en una colectividad. Además, la sensación de
pertenecer y, también, ser responsable del funcionamiento de una colectividad solo puede suceder
amalgamada por la cultura. “I«Invertir en cultura es inclusión social, es hacer que las personas
se sientan parte de la sociedad.” Considerando la extensión territorial de Brasil, la percepción
sobre la importancia de la cultura recae, además, sobre la diversidad y la importancia de la
cultura para su mantenimiento. Esto queda evidenciado en la visión de los entrevistados que
tienen actuación nacional o en la percepción de aquellos que tienen prácticas regionales.
El contexto contemporáneo favorece nuevas aplicaciones para las artes y refuerza la
necesidad de la democratización de la información y, en la percepción de estos inversores, de
la acción de inclusión social a través de las actividades culturales. ”Con esta nueva dimensión
que la cultura asume en la segunda mitad del siglo XX y como potencial en el siglo XXI, creo
que ha abierto mercados, nuevos mercados, nuevos mercados de la industria cultural, nuevos
mercados para la cultura con una fuerte influencia de la tecnología de la información, la cultura
como inclusión social, la cultura como desarrollo integral del ser humano con vertientes ya
previstas por diversos organismos internacionales.”
Si, por un lado, la inclusión social aparece con fuerza en el pensamiento de los
inversores; por otro lado, algunos de ellos advierten que las artes se deben entender,
fundamentalmente, como fin y no como medio para otras cuestiones, ya que el papel
innovador del arte solo se puede cumplir con la experimentación de nuevas formas y
lenguajes. “La inversión social privada en la cultura hoy en día pasa más (...) por proyectos
que se originan en o tienen como fin la educación, el medio ambiente y la inclusión social,
que proyectos que tienen su origen en o como fin la acción artística por sí misma.(...)En el
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