Relats Breus Dones 9e i 10e - Dones Despí - Sant Joan Despí
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refractarios y papelería, enseguida se hizo cargo y mejoró su situación económica. Esta<br />
empresa era de capital francés y muchos de los ingenieros y técnicos provenían de<br />
su país, aunque la mano de obra menos cualificada o los cargos intermedios siempre<br />
eran españoles. El abuelo recibió el encargo de trazar la línea férrea que debía unir<br />
Peñarroya- Pueblonuevo, en el provincia de Córdoba, con Puertollano en la provincia<br />
de Ciudad Real.<br />
El hombre realizó su trabajo de capataz de las obras y encargado del personal durante<br />
varios años, aquella no era tarea fácil ni había los recursos y maquinarias para extracción<br />
y movimientos de tierras que existen ahora; hacer túneles, puentes y horadar las<br />
montañas con dinamita era peligroso y había que tener buenos conocimientos para no<br />
perder hombres en esas duras obras. Durante los dos últimos años de las obras tuvo<br />
de ayudante o compañero supervisor a un joven francés, Paul, que vivió en casa del<br />
abuelo donde aún quedaban dos hijas y dos hijos solteros, alguno de su misma edad<br />
y con el que establecieron muy buena amistad. Paul se acomodó a la familia, adoptó<br />
los gustos españoles en el vestir y salía a divertirse con mis tíos porque aquel era un<br />
pueblo, por entonces de tanta importancia, que tenía más habitantes que la misma<br />
capital de Córdoba.<br />
Casi a punto de acabar las obras, prácticamente todo dispuesto para la inauguración,<br />
a la que también debía acudir el presidente de la compañía y el ministro de industria<br />
francés, además del español, dos meses antes, me puse muy enferma de los pulmones<br />
(que era la enfermedad propia de aquella época), yo tenía siete años, y corría el mes<br />
de mayo de 1936. El médico del pueblo donde vivíamos con mis padres, un pequeño<br />
pueblecito de la Mancha, cercano a Puertollano y también con actividad de la misma<br />
sociedad, le aconsejó a mis padres que me enviaran al médico de la empresa que entendía<br />
mucho más de pulmones y que estaba donde vivía mi abuelo.<br />
Todo se hizo así, y cuando este buen profesional me vio, confirmó el diagnóstico y<br />
aconsejó, de inmediato que me fuera a Francia a seguir un tratamiento que garantizaba<br />
la pronta curación. Así se lo planteó a mi abuelo, y él sólo tuvo la duda de cómo<br />
convencer a mi padre que era muy estricto y falto de recursos, y sobre todo que no<br />
quería deberle favores a nadie. Por eso intervino el joven Paul, que se había ganado<br />
la confianza de todos por su seriedad y capacidad de conocimientos y ofreció su casa<br />
para que pudiera estar en ella mientras seguía el tratamiento. Y además, él debía volverse<br />
a su país, así que nos acompañaría en el viaje y nos aseguraba que por parte de