Relats Breus Dones 9e i 10e - Dones Despí - Sant Joan Despí
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abarca sea tan especial, pero merece la pena aguardar el tedio de la espera; pues es<br />
una espera dulce. Mi paz interior comienza a gestarse con las primeras gotas de lluvia,<br />
pues nace la esperanza de verla; al atardecer, si la lluvia persiste, mi esperanza germina;<br />
con el movimiento de las agujas del reloj, la esperanza se convierte esa sensación de<br />
paz y plenitud inefable cuyo clímax es su avistamiento. Mas, hoy, algo ha cambiado.<br />
La plenitud que ella suele dejar en mi ser se encuentra ausente, mi encuentro con el<br />
espectro del cristal ha eclipsado al poder de mi Dafne. la ansiedad crece de nuevo en<br />
mi alma, crea un vacío lleno de pesar en la penumbra clara de mis sentidos. Saco del<br />
bolsillo de mi camisa, con manos temblorosas, el encendedor y un nuevo cigarrillo,<br />
que llevo a mis labios palpitantes. El movimiento impreciso de mis manos dificulta el<br />
nacimiento del fuego y varios intentos son requeridos hasta que una pequeña y efímera<br />
llama brota. Enciendo el cigarrillo y lo tomo, con ansias y la esperanza de que su<br />
humo llene vanamente mi vacío. Mas, tan solo logra paliarlo por un breve instante,<br />
pues mi alma es un campo sembrado de sal.<br />
Mis ojos se humedecen y una lágrima brota, tímida y temerosa recela de abandonar la<br />
comisura de mi ojo, mas al tiempo que otra nace, la primera se desprende. Se desliza<br />
ligera por mi rostro en el que la serenidad ya no persiste, mas al llegar a mi boca triste,<br />
se detiene. Más lágrimas caen de mis ojos, resbalando por mis mejillas y empapando<br />
mi rostro, como el de ella empapa la lluvia fría. Me llevo las manos a la cara e intento,<br />
en vano, secarme las lágrimas. Doy la espalda a la ventana, pues la noche ya no merece<br />
ser contemplada si no está ella, lentamente me dejo caer hacia el suelo, como un<br />
helado que se derrite por el calor. Me siento en el frío suelo y apoyo mi espalda contra<br />
la pared, noto el estucado de esta presionando mi piel, mas ya no siento dolor alguno.<br />
Encojo mis piernas y las abrazo tiernamente con un brazo, mientras que con el otro<br />
llevo nuevamente a mis labios el cigarrillo. Tomo una profunda calada con ansiedad,<br />
retengo el humo en mi boca durante unos segundos y lo expulso pausadamente, con<br />
extrema tranquilidad. Noto como mi alma abandona mi cuerpo juntamente con el<br />
humo mentolado, mientras la observo desvanecerse en la oscuridad de la habitación.<br />
Parpadeo dos veces, intentando volver del trance hipnótico en el que humo del tabaco<br />
me ha sumido. Apago el cigarrillo en el suelo con furia y me abrazo las piernas,<br />
apoyando sobre estas mi cabeza y cierro mis ojos cansados. Oigo a mis labios susurrar<br />
una canción, Over the rainbow. Era la canción que mi madre me cantaba cuando era<br />
pequeña y creía que la había olvidado, mas mis labios la recuerdan y la cantan con<br />
nostálgica dulzura y tranquilidad. Y así, hecha un ovillo bajo la ventana, en medio de<br />
la penumbra y la soledad, me adormezco mecida por la nana que yo misma me canto,<br />
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