31. Folclore y tradición - Instituto de Estudios Altoaragoneses
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las sobrallas<br />
Las sobrallas<br />
(narración baturra)<br />
Aunque a un sirvidor l’estorba lo negro –quió dicir con esto que<br />
nunca m’han tirau las custiones <strong>de</strong> letras–, en llegando la señalada<br />
fecha <strong>de</strong> nuestro patrón san Lorenzo no puo risistir la tentación<br />
y, arrascándome el tozuelo sinfimidá <strong>de</strong> veces –aquí me caigo y allá<br />
me levanto–, intento el precurar escribir unas probes cuartillas en<br />
nuestros palabros baturros que poquer a poquer ya se van perdiendo,<br />
arrastraus por estas corrientes mo<strong>de</strong>rnas que en zagueras consiguirán<br />
ahuganos a todos.<br />
Un sirvidor <strong>de</strong> uste<strong>de</strong>s se llama Pedro Barranco y Regatillo, u<br />
séase que soy más que remojau por los dos apellidos, aunque la gente<br />
me conoce mejor por «Perico el Esfuriagallos», mote que sin duda<br />
me pusieron por la mala intinción que siempre tuve a <strong>de</strong>ntrar en los<br />
corrales pa espantar a todos los bichos que se visten con plumas.<br />
Soy <strong>de</strong> Huesqueta, y a mucha honra. Nací en el cobajo <strong>de</strong>l Callejón<br />
<strong>de</strong>l Saco, que hoy le dicen calle <strong>de</strong> Roldán; que este tal Roldán fue<br />
un caballero gran montador <strong>de</strong> caballos y <strong>de</strong> un brinco, sin tartir,<br />
pasó <strong>de</strong> una a otra orilla <strong>de</strong>l Flumen por esas montañas que, más<br />
allá <strong>de</strong> Apiés, se pu<strong>de</strong>n oservar en los días en que no apreta la boira.<br />
Como a yo to lo que güele a historia hi <strong>de</strong> ponerlo en cuarentena,<br />
pus tos los historiadores son unos embusteros, más que el futre,<br />
dispués <strong>de</strong> contemplar aquel <strong>de</strong>sanche <strong>de</strong>l terreno no paso a creer<br />
ni lo <strong>de</strong> Roldán, ni lo <strong>de</strong>l caballo, y mucho menos en la custión <strong>de</strong>l<br />
brinco, que consiguió por tal hazaña que en nuestro escudo y en el<br />
gorro <strong>de</strong> los gigantes haigan puesto una muesca, como to’l que no<br />
venda los «iguales» pue<strong>de</strong> oservar.<br />
Mi madre era viuda; y pa sacame encia alante, unas veces a la Isuela<br />
y otras al lava<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> San Julián, marchaba <strong>de</strong> medio lau con unos<br />
canastones <strong>de</strong> ropa que daba miedo mirales el caramuello. Lavaba pa<br />
güenas casas, y en los ratos que le vagaba, que no eran muchos, se<br />
<strong>de</strong>dicaba tamién a hacer mandaus u al ofecio <strong>de</strong> mondonguera, pus tuvía<br />
unas manos <strong>de</strong>vinas pa fabricar to lo que goliese a torteta u morcilla.<br />
Hasta la edá <strong>de</strong> nueve años, y cuasi siempre acompañau <strong>de</strong> un<br />
par <strong>de</strong> velas que me llegaban <strong>de</strong>n<strong>de</strong> las narices hasta el melico, fui<br />
a una escuela que la llamaban «Las Excuevas», y qu’estaba en un<br />
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