31. Folclore y tradición - Instituto de Estudios Altoaragoneses
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EnriquE CapElla. FolClorE y tradiCión<br />
130<br />
y sin tartir, cutios cutios,<br />
entre empujones a cientos<br />
lograron los dos llegar<br />
a plaza <strong>de</strong> San Lorenzo.<br />
A la sombra <strong>de</strong>l balcón<br />
an<strong>de</strong> trebaja el botero,<br />
pa ver bailar los Danzantes<br />
consiguieron un güen puesto:<br />
con el dance <strong>de</strong> las cintas,<br />
el <strong>de</strong>gollau al arreo<br />
más el truque <strong>de</strong> los palos<br />
que tiene sonido recio,<br />
<strong>de</strong> aquel royer tan movido<br />
ni rispiraba <strong>de</strong> quieto;<br />
pero al rematar los bailes,<br />
como frente a San Lorenzo<br />
ya se vían los gigantes<br />
que asomaban o tozuelo<br />
por gatera y <strong>de</strong>scaraus<br />
caminando más que tiesos,<br />
el crío, hiciendo carrusclas,<br />
tertulando dijo esto:<br />
—Yayo, a casica que hay bulla,<br />
y ese gigante tan fiero<br />
a lo mejor en el pompis<br />
me da un punchazo tremendo<br />
con ese espadón tan gran<strong>de</strong><br />
que cuasi l’acacha o güembro.<br />
El agüelo, viendo al crío<br />
tan estricallau <strong>de</strong> niervos,<br />
lo sacó <strong>de</strong> aquel bullicio<br />
y pa’l Coso Alto fueron<br />
con intinción <strong>de</strong> que al chico,<br />
forniguilla en todo el cuerpo,<br />
viendo los escaparates<br />
le sosegara el aliento<br />
y al propio tiempo en La Ceres<br />
comprale unos carambelos.<br />
Como ya era pasa-hora<br />
y el sol calentaba recio,<br />
por la «pedrera» <strong>de</strong>l banco<br />
endrezaron los dos drechos,<br />
pero a metá <strong>de</strong> la cuesta,<br />
entre lloros y chemecos,<br />
el zagal a media lengua<br />
así l’espetó a su agüelo:<br />
—Aúpa, yayo, que me canso.<br />
—¿Que te cansas? ¡Sí qu’es güeno!<br />
—¡Quiero ir a casa, yayer,<br />
porque tengo mucho miedo!<br />
—¡Quien con los críos pernolta,<br />
siempre amanece humedo!...<br />
En fin, ya sé lo que tienes:<br />
¿es que le has cogido miedo<br />
a ese león pa echar cartas<br />
que tienen los <strong>de</strong> Correos?...<br />
Mira, chiquer, no hace nada,<br />
y aunque siempre está comiendo<br />
tampoco <strong>de</strong>ngún trebajo<br />
da pa sacar o fiemo...<br />
—¿Y a mí no me mor<strong>de</strong>rá?<br />
—Ven, mocer, no tengas miedo;<br />
pégale con mi gayata,<br />
ya verás cómo está quieto...<br />
El zagal, con pricaución,<br />
tomó el bastón <strong>de</strong> su agüelo<br />
y, con los niervos en punta,<br />
le dio al león <strong>de</strong> boleo<br />
dos trucazos en el morro<br />
al mismo tiempo diciendo:<br />
—¡¡Toma, toma, reladrón,<br />
por bocarrudo y por fiero!!<br />
Antonces, como una voz<br />
salida <strong>de</strong> los infiernos,<br />
el león contestó al crío<br />
con sones <strong>de</strong> vacibero: