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NAVARRA.
intervenir en los montes públicos de aquella provincia; y confía el
Consejo en que si el Ingeniero y la Junta estudian atentamente la
legislación del ramo, teniendo presente ese principio, no hallarán
graves dificultades para marcar el límite de su competencia en Na­
varra, porque el Consejo la ha examinado con algún detenimiento y
no ha encontrado duda que sea necesario aclarar con nuevas disposi­
ciones soberanas.
Así por ejemplo, si como parece indicar la Junta en su comunica­
ción, el Ingeniero de Navarra al i-emitir el plan de aprovechamientos
no hace mención de los montos de los pueblos, y esa omisión signifi­
ca que no cree tener derecho á intervenir para nada en ellos, está en
un error lamentable del que debe sacarle la Junta, pues con arreglo
al art. 13 de la ley de 2 i de Mayo de 1863 puede intervenir para
que la explotación se sujete á los límites de la producción natural,
para hacer la debida separación entre la parte administrativa y la
facultativa, para que la guardería corresponda á los fines de su insti­
tuto, y en virtud de los reglamentos ele Mayo de 1863 y Junio do 1865
deben clasificarlas, hacer los deslindes, vigilar su explotación; en una
palabra, intervenir en todo lo cpie no se refiera á su régimen econó­
mico especial, marcado por los fueros de la provincia, cjuc deben
consultar y tener presentes cuando ocurriera alguna eluda sobre ese
particular; y en el caso, poco probable, de que con el precepto ter­
minante ele la ley do 1841 y la legislación vigente ele montes, hoy
bastante completa, no acertaran á resolverla, elevar la cuestión con
sus antecedentes á la resolución del Gobierno de S. M.
El Consejo por todo lo expuesto, entiende: que no es menester
dictar ninguna nueva disposición cjue determine las atribuciones del
Ingeniero de montos ele Navarra, puesto que la ley do 16 de Agosto
do 1841, la Real orden de 30 de Abril de 1862 y la legislación vigen­
te de montes marcan perfectamente la extensión de su competencia,
sólo limitada en aquel territorio en lo relativo al régimen puramente
económico de los montes y propiedades de los pueblos y de la provin­
cia, y eme debe hacerse entender así á la Junta del ramo y al Ingenie­
ro de aquella localidad.))
Y conformándose S. M. (Q. D. G.) con el preinserto dictamen, lo
traslado á V. S. de Real orden para su conocimiento, el del Ingeniero
y efectos oportunos.
Dios guarde á V. S. muchos años. Madrid 9 de Diciembre do
1867.—Orovio.—-Sr. Gobernador de la provincia de Navarra.
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