Segunda parte MAESTROS, AMIGOS Y COLABORADORES
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ABATE HENRI BKEUIL<br />
durante los últiinos veinte años de su vida. Ha dejado numerosos pape-<br />
les, notas, dibujos y fotografías, que se espera poder utilizar. En cuanto<br />
a su colección, magnífica, prehistórica, paleontológica, geológica y<br />
petrográfica, en su mayor <strong>parte</strong> estaba colocada en una casita de<br />
Abbeville, demolida en 1918 por un torpedo aéreo. Personalmente<br />
espero que se pueda salvar una <strong>parte</strong> de los documentos óseos y de los<br />
silex cuaternarios, que él tenía la intención de legar al Estado, aunque<br />
este accidente de guerra no deja de ser una catástrofe.<br />
D'Ault tuvo en mi orientación científica 1111 papel demasiado grande<br />
para que yo pueda pensar sin tristeza en su desaparición y en la destruc-<br />
ción parcial de sus obsen%ciones. Cuando yo tenía solo unos 14 anos, le<br />
encontraba con frecuencia en casa de unos parientes, en Bouillancourt<br />
(Solrime) y con gran aiabilidad se esforzaba en satisfacer ini curiosidad<br />
infantil, en un rincón donde estaban amontonados unos fósiles acerca<br />
de los cuales le interrogaba. Más tarde, dirigió mis primeras visitas a los<br />
yaciniientos cuaternarios de Saint-Acheul y de Montiere (1 895-1896).<br />
Fue él quien me envió a Carnpigny para excavar a su lado el hogar que<br />
describió luego con Capitan en la revista de la École. Animó mis prime-<br />
ros trabajos personales, me introdujo en el estudio de la Edad del Bron-<br />
ce en la cuenca del Somme, serie publicada aquí mismo. A él, por últi-<br />
mo, debo mis priineros contactos con las principales personalidades cien-<br />
tíficas de entonces, eritre los cuales, para citar sólo a los difuntos, estaban<br />
Aibert Gaudry y Edouard Piette.<br />
Poco hablador y algo huraño en público, D'Ault era, en el trato pai--<br />
ticular, un amigo condescendiente, servicial y fiel, estando dotado de<br />
un espíritu muy juicioso y enemigo de teorías aventuradas. Sólo hay que<br />
deplorar que, sabiendo mucho, no haya publicado con más amplitud el<br />
iruto de sus investigaciones, pero temiendo la contradicción, poco in-<br />
clinado a usar la palabra en público, completamente desprovisto de<br />
ambición, trabajaba sobre todo por curiosidad personal, y su actividad<br />
parecía flaquear cuando, gracias especialmente a largas observaciones,<br />
había aclarado para sí mismo el problema que le preocupaba.<br />
Necrología publicada por H. B. en I.'Anthrop., XXXI, 192 1, págs. 16 1-162.<br />
Como ya se ha visto en las notas autobiográficas (cf infm, págs. 41-48), C.<br />
D'fiult du Mesnil fue uno de los primeros en intuir las capacidades dcljoven<br />
clérigo para la Prehistoria, le puso en contacto con los más importantes estu-