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Segunda parte MAESTROS, AMIGOS Y COLABORADORES

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ARATE HENRI BREUIL<br />

la caverna no pudo acabarse y Obermaier proyectó una nueva visita que<br />

nunca llevamos a cabo.<br />

En junio y julio dcl mismo aíio, Obermaier, Wernert y yo nos reuni-<br />

mos en París para acabar de redactar el estudio de los materiales arqueo-<br />

lógicos de las grandes excavaciones de El Castillo, que las circunstancias<br />

aún no nos han permitido publicar.<br />

En julio de 1934, tuve la satisfacción de guiar a Oberinaier y Wernert<br />

por todos los areneros del valle del Somme y del bajo Oise, viendo que<br />

aceptaban las conclusiones a que había llegado acerca de la estratigrafía<br />

y sus niveles de solifluxión, tras veinte años de trabajos con Harper Kelley<br />

[i8g6-iy621.<br />

Luego, en el mes de agosto, pasé con él y el pintor Juan B. Porcar,<br />

unos quince días en La Gasulla, en las tierras altas del Maestrazgo<br />

(Castellón), estudiando un nuevo grupo y especialmente la Cueva<br />

Remigia con pinturas rupestres de estilo levantino español. Fue la últi-<br />

ma ocasión eri que ambos nos encontramos para trabajar juntos en Es-<br />

pana, pronto asolada por la más cruel de las guerras civiles.<br />

Al cabo de un año de haber estallado la guerra, en julio de 1937,<br />

durante las vacaciones universitarias, nos encontramos en Haniburgo y<br />

visitamos juntos las irriporrantes excavaciones de A. llust en Ahrensburg<br />

y el museo prehistórico de Kiel. Luego encoritramos a muchos españo-<br />

les en el congreso internacional de Oslo. Ellos nos explicaron los más<br />

horrorosos detalles de los estragos rojos. Obermaier pensaba haber de-<br />

jado en lugar seguro en la universidad sus manuscritos, libros y folletos<br />

más importantes, sus series de clichés y su colección de materiales fran-<br />

ceses (que yo le había regalado). Ya con anterioridad él temía algun<br />

pronunciamento militar de corta duración, pero lo que se materializó en<br />

toda España fue una larga y terrible guerra civil. Su precioso depósito<br />

quedó por completo destruido [línea del frente en la Ciudad Universi-<br />

taria], mientras que otras cosas suyas, de menor iniportancia, fueron tan<br />

solo incautadas, encontrándolas intactas cuando, en I 939, volvió a Ma-<br />

drid. En este momento ya tenía tomada la firme decisión de abandonar<br />

el país.

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