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Segunda parte MAESTROS, AMIGOS Y COLABORADORES

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ABATE HENRI BREUIL<br />

especialidad celebrados en el extranjero desempeñó durante mucho<br />

liempo un papel importante coino intérprete y conocedor en los países<br />

que habían conseguido su libertad -por desgracia, caídos ahora en<br />

una esclavitud peor- y le divertía el calificativo de comte courant [conde<br />

corriente] que por su niovilidad tenía gzaiiado. Fiel a la mernoria de su<br />

viejo maestro Cartailhac, organizó en su honor, en Toulouse, unas emocionantes<br />

cererrionias conmemorativas, en las que participé. Sucedió al<br />

maestro no sólo en sus obras y en sus enseñanzas tolosanas, sino también<br />

en su título de Corresporidienlc de la Académie des Inscriptions, siendo<br />

a justo título honrado por el Gobierno FrancEs con la corbata de Comendador<br />

de la Legión de Honor.<br />

Bégouen no era ni geólogo ni naturalista y por ello se ahstuvo de intervenir<br />

en el estudio de las terrazas tlu14o-glaciares pirenaicas y su muy<br />

antiguo contenido arqueológico. Por ello animó a su discípulo Louis<br />

Méroc -aunque muy absorbido por sus funciones de magistrado- a que<br />

se ocupara de estas cuestiones. Lo misino hizo conmigo, facilitándome<br />

la labor al poner a mi disposición su automóvil para mis trabajos de campo:<br />

con frecuencia hizo que me llevaran desde Montesquieu a las terrazas<br />

del Garona, donde su hijo Louis hizo a su vez apreciables descubrimientos.<br />

Los cursos libres que profesó -siguiendo los de Cartailhac-, en la Universidad<br />

de Toulouse, suscitaron más de una vocación científica. Unas<br />

mejoras coilsiderables en la Sala de Prehistoria del Museo de Historia<br />

Natural, fueron continuación y ampliación de la ohra de nuestro común<br />

maestro. La cálida hospitalidad que reservaba a los colegas extranjeros<br />

o nacionales llegados para visitar las cavernas de Montesquieu-Avantés,<br />

inaccesibles sin él, y la amabilidad de sil acogida, contribuyeron a asegurarle<br />

una popularidad casi mundial. Cuando sil curso libre fue transformado<br />

en cátedra, pudo hacer que algunos de sus alumnos más aventajados<br />

presentaran sus tesis.<br />

Sus últimos años se vieron ensombrecidos por el bundiniiento de Francia,<br />

aplastada por Hiller. Fue también motivo de tristeza para 61 ver a<br />

los países amigos de la Europa Central, indepcndizados por la otra guerra,<br />

al final de la segunda, en una esclavitud infii~itamente más dolorosa<br />

que aquella de la que se habían liberado.<br />

Durante mucho tiempo, aseguró, para la región pirenaica, la vigilancia<br />

de los monumentos prehistóricos. Lo hizo mientras sus fuer~as Ilsi-

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