Número 55 - Año XXIV - aespat
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32 Lluís Casado Esquius<br />
cada de observaciones clínicas que es su libro<br />
póstumo “Hacer el amor” son una buena<br />
muestra de ello.<br />
Pero además, desde un punto de vista<br />
más conceptual en Berne se observan sorprendentes<br />
intuiciones construccionistas,<br />
que, también es cierto, conviven con otras<br />
tintadas de determinismo, pero que no pueden<br />
sorprender si recordamos la vocación<br />
de Berne de construir un método de Psiquiatría<br />
individual y social. El subtítulo de la<br />
obra central de Berne ( 1974) sobre el<br />
Guión de vida “Qué dice Ud. después de<br />
decir hola”, título evidentemente narrativo<br />
por cierto, es “La Psicología del destino humano”.<br />
Con un subtítulo así parece absurdo<br />
rastrear trazas construcionistas en Berne,<br />
pero si buscamos con detenimiento a lo largo<br />
del libro se respira constantemente una<br />
dialéctica permanente entre las fuerzas condicionantes<br />
de la realidad y la capacidad del<br />
individuo para decidir su propio camino a<br />
partir de la construcción que hace de sí mismo,<br />
los demás y el mundo que le rodea.<br />
Véase, por ejemplo, el resumen que<br />
hace Berne de la relación entre el destino<br />
y la persona. Para Berne una cosa es el<br />
guión (el plan de vida de la persona) y otra<br />
el curso vital, que es lo que ocurre realmente.<br />
Y lo que ocurre finalmente depende<br />
de los genes, antecedentes paternos y<br />
las circunstancias externas., dando lugar a<br />
cuatro tipos de curso vital: de acuerdo con<br />
el guión, contra el guión, curso forzado por<br />
las circunstancias o independiente (Berne,<br />
1974).<br />
Como se ha comentado antes, veinticinco<br />
años más tarde otros autores plantearon<br />
claramente una visión constructivista<br />
de la teoría del guión. A continuación expondré<br />
brevemente una propuesta para<br />
ampliar esta visión constructivista en clave<br />
narrativa a los mayores constructos del<br />
Análisis Transaccional. Para ello seguiré<br />
un orden inverso al tradicional empezando<br />
por el guión de vida atendiendo a que es el<br />
tópico berniano más profusamente analizado<br />
como narración, y finalizando en los estados<br />
del yo.<br />
Nº <strong>55</strong> <strong>Año</strong> 2006<br />
Una lectura narrativa del Análisis Transaccional<br />
debe ubicar el guión en su centro<br />
y analizar el papel que juegan el resto de tópicos<br />
transaccionales en la gran narración<br />
personal que es el guión: los juegos como<br />
fragmentos estereotipados de la narración<br />
general, los rackets y descuentos como<br />
ayudantes emocionales y cognitivos que<br />
mantienen la coherencia del guión, las transacciones<br />
y las caricias como canales relacionales<br />
del guión y, finalmente, los estados<br />
del yo, los actores de la narración.<br />
EL GUIÓN DE VIDA<br />
El guión de vida es un constructo que explica<br />
la génesis y mantenimiento de la identidad<br />
de una persona. En términos más coloquiales<br />
es la respuesta a las preguntas existenciales<br />
básicas. ¿quién soy yo?, ¿quiénes<br />
son los otros?, ¿cómo es el mundo?. Si escuchamos<br />
a Jerome Bruner uno de los pioneros<br />
en el estudio de las narraciones desde<br />
una perspectiva cognitivista, el pensamiento<br />
narrativo busca el significado, el pensamiento<br />
paradigmático busca la verdad. Está claro<br />
que el guión tiene que ver más con lo primero<br />
que con lo segundo. Como expresa el<br />
propio Bruner (2002): “nuestro relato refleja<br />
enseguida lo que pensamos que los otros<br />
esperan de nosostros” (p. 59).<br />
En el modelo clásico el guión viene explicado<br />
en función de los mensajes recibidos de<br />
las figuras parentales y las decisiones tomadas<br />
frente a ellos en la infancia y refrendadas<br />
en la adolescencia. Desde una perspectiva<br />
narrativa la respuesta a las preguntas existenciales<br />
no puede ser reducida a una frase del<br />
tipo “soy incapaz”, o “no merezco ser amado”,<br />
por citar dos ejemplos bien conocidos en la<br />
práctica clínica. La experiencia vital de una<br />
persona presenta una complejidad mucho<br />
mayor y queda mejor reflejada mediante el relato<br />
de la historia que una persona se explica<br />
a sí misma sobre quién es, cómo son los demás<br />
y cómo es el mundo que la rodea.<br />
Cuando solicito a mis pacientes que escriban<br />
ese relato suceden dos cosas: apa-