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Número 55 - Año XXIV - aespat

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Una lectura narrativa del Análisis Transaccional 33<br />

recen infinidad de matices, observaciones,<br />

significados personales que son los que<br />

dan sentido a la identidad de la persona, y<br />

en segundo lugar, es cierto que la persona<br />

reconoce como síntesis de su historia el<br />

lema de su decisión. Con ello queremos<br />

decir que esta perspectiva narrativa no contradice<br />

la clásica, sino que la amplía: la decisión<br />

se puede considerar el tema central<br />

de una historia que es mucho más rica. En<br />

muchos casos el lema de la decisión se<br />

convierte en el título de la historia de mis<br />

pacientes.<br />

Algo parecido sucede si pensamos en la<br />

Posición Existencial de la persona, que podemos<br />

interpretar como una actitud básica<br />

integrada en el guión que define la relación<br />

con los demás. En la narración del guión<br />

aparece de forma nítida la Posición Existencial<br />

básica de la persona, pero inmersa en<br />

un contexto relacional explícito y, por ello,<br />

su significado queda más nítido. Aunque la<br />

construcción de la Posición Existencial es<br />

fundamentalmente pre–verbal su impacto<br />

en el guión se manifiesta narrativamente, la<br />

vía por la cual nos explicamos a nosotros<br />

mismos las relaciones con los demás.<br />

Desde la perspectiva de la intervención<br />

clínica esta manera de abordar el guión<br />

aporta también un mayor abanico de posibilidades.<br />

Sin renunciar a la técnica de “redecisión”<br />

propuesta por los Goulding (1979)<br />

pueden utilizarse abordajes propios de la<br />

terapia narrativa a partir de ver qué elementos<br />

de la historia personal se enfatizan,<br />

cuáles se obvian (los descuentos), qué generalizaciones<br />

se producen, etc. Como dicen<br />

Allen y Allen (1997) el guión deja de<br />

ser una única narración inevitable, para<br />

ofrecer la posibilidad de múltiples narraciones<br />

alternativas surgidas de la propia experiencia<br />

del protagonista. Se abren de esta<br />

manera múltiples oportunidades de crecimiento<br />

a partir de pequeñas modificaciones<br />

en la historia original que va enriqueciéndose<br />

o cambiando el significado que hasta<br />

ese momento tenía.<br />

Veamos un ejemplo: David es una hombre<br />

joven, creativo, independiente, que es-<br />

cribe una historia sobre un niño imaginativo,<br />

creativo, que sentía una enorme necesidad<br />

de expresarse y comunicar toda esa energía<br />

que llevaba dentro. Las personas mayores<br />

que le rodeaban no aceptaban de buen<br />

grado su comportamiento y constantemente<br />

le censuraban o castigaban por ser rebelde,<br />

fantasioso y excéntrico, hasta tal punto que<br />

ya siendo un adulto, coexiste en él esa necesidad<br />

de expresión y fuerza creativa con<br />

el temor a verse rechazado por los demás a<br />

causa de ser “distinto”. Trabajar a partir de<br />

esta narración, que obviamente es además<br />

un resumen, ofrece una información mucho<br />

más rica y matizada que sintetizar un mensaje<br />

paterno “no seas tú mismo” y una decisión<br />

“seré como los demás quieren que sea,<br />

pero no renuncio a ser yo mismo”.<br />

JUEGOS PSICOLÓGICOS<br />

Una visión narrativa del Guión no puede<br />

dejar de condicionar la teoría de Juegos,<br />

desde el momento en que ayudan a configurarlo<br />

y una de sus funciones es su mantenimiento.<br />

Como expresa Parry (1997), el<br />

análisis de Juegos nos describe un escenario<br />

narrativo estereotipado. Desde la perspectiva<br />

de análisis de Juegos de Fanita English<br />

(1979), que diferencia la extorsión de<br />

caricias del juego propiamente dicho (después<br />

del cambio de rol), se hace evidente<br />

que los estilos de extorsión de caricias responden<br />

a narraciones complementarias de<br />

los jugadores, que si se ven cuestionadas<br />

provocan el cambio y con ello el juego, entendido<br />

como fracaso en la extorsión.<br />

El núcleo de la narración de la Víctima es<br />

de incapacitación, ya sea explícita (no puedo,<br />

no sé…) o implícita, con conductas de<br />

pasividad, no implicación, sin información,<br />

que como consecuencia le impiden responsabilizarse<br />

de los sucesos que le acontecen,<br />

desde las responsabilidades más cotidianas<br />

hasta las decisiones más comprometidas.<br />

La narración del Salvador es justamente<br />

la contraria: está informado de todo,<br />

se preocupa de los más nimios detalles, se<br />

Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista

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