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Número 55 - Año XXIV - aespat

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Educar en valores desde el Análisis Transaccional 67<br />

respuesta a lo que significa ser persona. La<br />

persona autónoma del Análisis Transaccional,<br />

en el terreno moral o de los valores, tiene<br />

mucho que ver con la persona autorrealizada<br />

que nos describe Maslow o con la personalidad<br />

madura, que señala E. Fromm, o<br />

con quien ha aclarado su identidad mirando<br />

a sus raíces, que indica E. Erikson. Para el<br />

Análisis Transaccional, persona autónoma<br />

en el campo de los valores es aquella que<br />

consigue integrar las cualidades propias del<br />

estado Niño (ser sensible, creativo, cariñoso,<br />

afectivo, intuitivo, espontáneo...), con las<br />

del estado Padre (ser protector y crítico positivo)<br />

y con las del Adulto (ser razonable,<br />

reflexivo, con capacidad de tomar decisiones<br />

y hacer una opción). Bajo el control del<br />

Adulto las expresiones de los sentimientos<br />

del Niño y de las normas del Padre pueden<br />

llegar a ser respuestas auténticas y equilibradas.<br />

El Niño estará guiado por sus propios<br />

sentimientos, el Padre insistirá en la<br />

importancia de la norma y de la tradición y<br />

el Adulto se preocupará por obtener información,<br />

compartir experiencias, formular<br />

preguntas indagando datos que aclaren la<br />

situación, el cómo actuar del modo más<br />

conveniente, el reflexionar con racionalidad<br />

sobre los valores o las normas, el ver si son<br />

todavía útiles y dicen algo (Alemany, 1978,<br />

pp. 137-139). Es decir el Adulto, integrando<br />

los valores que hay en el Niño y en el Padre,<br />

los contrasta con la realidad y obra de<br />

un modo autónomo en el campo de los valores.<br />

Aquí en el Adulto integrado hay que<br />

situar la autonomía.<br />

La etapa más elevada de la evolución del<br />

criterio moral es la de la autonomía, la de la<br />

autorregulación, que tiene lugar cuando las<br />

normas que gobiernan el comportamiento<br />

moral proceden del interior del individuo.<br />

Piaget habla mucho de autonomía, pero<br />

apenas la define; centra su interés en el viaje<br />

más que en el punto de llegada, en el<br />

proceso más que en la meta, en la dinámica<br />

de la reciprocidad evolutiva más que en la<br />

autonomía. Opina que es independiente de<br />

toda “presión externa”, que aparece “solamente<br />

con la reciprocidad” y que “tiende por<br />

sí misma hacia una moralidad del perdón y<br />

la comprensión” (Bull, 1976, pp. 91-93).<br />

Esta etapa corresponde, en el Análisis<br />

Transaccional, al estado del Adulto desarrollado,<br />

que integra al Niño y al Padre. Los<br />

tres estados del Yo recogen elementos a<br />

los que la educación en valores tiene que<br />

estar atenta. El respeto a la emotividad, a lo<br />

mandado, a la responsabilidad propia del<br />

Adulto, son importantes y necesarios. Pero<br />

es el Adulto el que ha de actualizar integrados,<br />

coordinados y dirigidos por el Adulto.<br />

Es importante ubicar adecuadamente los<br />

estados y, desde luego, no otorgar a cada<br />

uno de ellos el monopolio para no desvirtuar<br />

el desarrollo moral, sino integrarlos y coordinarlos<br />

desde el estado Adulto.<br />

El ser equilibrado según el Análisis Transaccional<br />

es aquel “en el que reina una verdadera<br />

democracia entre sus Estados del<br />

Yo; democracia opuesta a dictadura, a la<br />

soberanía de un solo estado del Yo. Una<br />

democracia que, con razón, hace del Adulto<br />

la sede de su gobierno. Una democracia capaz<br />

de relaciones múltiples con los otros”<br />

(Lassus, 1995, p. 246).<br />

6. HACIA UNA EDUCACIÓN<br />

EN VALORES<br />

El educador en su contacto diario con el<br />

niño o joven transmite valores. Unas veces<br />

lo hace conscientemente para fortalecer el<br />

Adulto y lograr que éste contribuya a mejorar<br />

su conducta. Otras, inconscientemente,<br />

favoreciendo indirectamente al Adulto. El<br />

AT habla de “permisos” y son profundamente<br />

educativos. Por medio de ellos el educador<br />

con palabras o gestos transmite una serie<br />

de valores que el ayudan a crecer, a desarrollar<br />

positivamente cada uno de sus Estados,<br />

especialmente el Adulto. Frene a un<br />

conjunto de prohibiciones, oídas en la infancia,<br />

voces del Padre Crítico negativo que<br />

bloquen a la persona y que no permiten el<br />

crecimiento, los permisos transmiten una<br />

serie de valores que favorecen el crecimiento<br />

de las personas.<br />

Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista

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