una aportación al estudio del cuento fang de ... - Nuestro Centro
una aportación al estudio del cuento fang de ... - Nuestro Centro
una aportación al estudio del cuento fang de ... - Nuestro Centro
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Tejuelo, Monográfico: Una <strong>aportación</strong> <strong>al</strong> <strong>estudio</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>cuento</strong> <strong>fang</strong> … ISSN: 1988-8430.<br />
7. Caridad recompensada.<br />
Aconteció que un hombre llamado Nd<strong>una</strong>n Oná se casó con <strong>una</strong> bella mujer,<br />
cuyo nombre era Mengué Ev<strong>una</strong>. Vivían en <strong>una</strong> <strong>al</strong><strong>de</strong>a perdida en el centro <strong>de</strong> Africa y,<br />
como fruto<strong>de</strong> su matrimonio, tuvieron un hijo varón <strong>al</strong> que pusieron por nombre Oná<br />
Ndumu Mengué. El padre murió <strong>de</strong>jando <strong>una</strong> herencia <strong>de</strong> 12 ekueles a su hijo Oná<br />
Ndumu. Al ver que aquello no era suficiente para los gastos <strong>de</strong> matrimonio, vivienda,<br />
etc., un domingo por la mañana se <strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> su madre, a la que amaba mucho.<br />
Partió temprano, llevando consigo la escasa herencia. Anduvo todo el día, y<br />
viendo que entraba la noche y no había por <strong>al</strong>lí ningún poblado, buscó un lugar don<strong>de</strong><br />
cobijarse para pasar la noche. Paróse <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> un gran árbol que estaba junto a un<br />
cementerio, don<strong>de</strong> aquella misma tar<strong>de</strong> habían enterado a un hombre. Subió <strong>al</strong> árbol y<br />
permaneció en él sin dormir.<br />
Al poco rato vio a lo lejos un hombre que venía; en <strong>una</strong> mano traía <strong>una</strong> lámpara<br />
y en la otra un pico y <strong>una</strong> p<strong>al</strong>a. Al llegar junto <strong>al</strong> árbol <strong>al</strong> pie <strong><strong>de</strong>l</strong> cu<strong>al</strong> estaba el sepulcro,<br />
se paró y comenzó a cavar en la tumba, hasta <strong>de</strong>senterrar el cadáver, que m<strong>al</strong>trató como<br />
si estuviese vivo. Viendo eso el chico se compa<strong>de</strong>ció <strong><strong>de</strong>l</strong> muerto; bajó <strong><strong>de</strong>l</strong> árbol y<br />
preguntó <strong>al</strong> <strong>de</strong>sconocido:<br />
-¿Por qué motivo lo has m<strong>al</strong>tratado, si está muerto?<br />
-Este hombre era un bandido –le contestó-. Sabía que estaba para morir, vino a<br />
pedirme dinero, se lo presté, y no me lo ha <strong>de</strong>vuelto; por eso, hasta que me <strong>de</strong>vuelva el<br />
último céntimo...<br />
El viajero le preguntó:<br />
-¿A cuánto ascien<strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda?<br />
-A doce ekueles.<br />
Esa cantidad era todo lo que él llevaba en el bolsillo. Oná le preguntó:<br />
-Si <strong>al</strong>guien te entregase esa cantidad, ¿qué harías?<br />
-Dejaría <strong>de</strong> m<strong>al</strong>tratarlo –respondió el <strong>de</strong>sconocido.<br />
Oná cogió toda su herencia y pagó la <strong>de</strong>uda <strong>de</strong> difunto. Enseguida, el<br />
<strong>de</strong>spiadado <strong>de</strong>sconocido se fue, <strong>de</strong>jando el cadáver insepulto. Al amanecer, Oná se<br />
dirigió <strong>al</strong> poblado vecino: <strong>al</strong>lí se puso a trabajar con el fin <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r comprar <strong>una</strong>s tablas<br />
y dos sábanas, para enterar dignamente <strong>al</strong> muerto que había <strong>de</strong>fendido <strong>de</strong> los m<strong>al</strong>os<br />
tratos la noche anterior.<br />
P á g i n a | 92