AI40 Informe final.doc - Fundación Carolina
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Anexo 2<br />
Opinión de Mónica Chuji, Asambleísta de Acuerdo País, Presidenta de la Mesa 5 Recursos<br />
Naturales de la Asamblea Nacional Constituyente del Ecuador<br />
¿OBSERVACIÓN DE EXPERIENCIAS MINERAS O PERIPLO DE PERSUASIÓN?*<br />
“Me ha costado asimilarlo. Vísperas de la partida de algunos colegas asambleístas de la Mesa 5 de<br />
Recursos Naturales y Biodiversidad de la Asamblea Constituyente, quienes atienden una invitación -en<br />
mi opinión, impertinente- de empresas transnacionales, para supuestamente conocer “proyectos limpios”<br />
de extracción minera de gran escala en algunos países, no solo deseo llamar la atención en torno a este<br />
tipo de injerencia nefasta en el proceso constituyente, sino en general, en la vida de nuestro Estado y de<br />
regiones enteras de nuestro país.<br />
Hace pocas semanas, los asambleístas de la Mesa Constituyente 5 tuvimos la oportunidad de visitar en la<br />
provincia de Sucumbíos, las zonas devastadas por las operaciones petroleras de la compañía Texaco y<br />
donde hoy siguen operando Petroecuador y otras empresas privadas. Lo hicimos como parte de nuestra<br />
obligación de conocer de primera mano, el testimonio de decenas de compatriotas afectados y violados<br />
en sus derechos más elementales a una vida digna y a un ambiente sano y libre de contaminación.<br />
Lo hicimos también como una demostración plena de nuestra voluntad de construir una Carta Magna<br />
con participación activa de las organizaciones sociales y la ciudadanía. Conocimos cómo con dignidad y<br />
esfuerzo muchas de estas organizaciones se han unido para enfrentar en un juicio histórico a una de las<br />
transnacionales más poderosas del planeta. Por eso debo decir que en Sucumbíos se escribe una de las<br />
páginas más importantes de la historia de la dignidad de quienes vivimos en este país.<br />
Aspiraba a que aquellas experiencias vividas junto a mis colegas asambleístas generase una actitud más<br />
comprometida y desinteresada por el cambio radical que demanda nuestro pueblo, en defensa de las<br />
víctimas de los atropellos, de los engaños, de la arbitrariedad. Anhelaba a que luego de escuchar a los<br />
Secoya, a los Waorani, a los campesinos colonos de Shushufindi y Joya de los Sachas, entendiesen de<br />
una vez por todas por qué y para qué estamos aquí en Montecristi en esta Asamblea Constituyente.<br />
Me cuesta admitir que a las pocas semanas de la experiencia del /“toxic tour”/ en los campos petroleros<br />
contaminados, el cabildeo y las persuasiones a las que las transnacionales del saqueo están<br />
acostumbradas en su trato con las comunidades en las zonas de sus proyectos de explotación, esta vez<br />
haya llegado al seno mismo de la Asamblea y de nuestra mesa.<br />
Vienen a mi memoria, las amargas vivencias en la Amazonía de los excluidos y las víctimas de siempre.<br />
Donde las empresas como parte de sus estrategias para despejar de obstáculos la ejecución de sus<br />
proyectos, han establecido como hábito la generación de desconfianza entre las comunidades y las<br />
organizaciones. Entre las bases y sus líderes. Desconfianza unida a las promesas de empleo, bienestar,<br />
progreso, mayor desarrollo y hasta respeto al medio ambiente y a los derechos de la gente. Los<br />
encargados de ejecutar esas tareas de control de la población han sido los llamados “relacionadores<br />
comunitarios”.<br />
Cuando la generosidad inicial de estas empresas se agota, sobrevienen los incumplimientos, las<br />
promesas fallidas, las frustraciones, los sobresaltos y los conflictos. Y cuando éstos estallan, las<br />
estrategias para tratarlos han sido una sutil combinación de persuasión, soborno a dirigentes unidos a la<br />
represión, la criminalización de la protesta, y nuevas estrategias para neutralizar la reacción legítima de<br />
quienes son engañados al tiempo que son afectados.<br />
El éxito de las empresas extractivas en sus proyectos en buena parte radica en estas oficinas de<br />
relaciones comunitarias, y en su manera eficiente de manejar los conflictos: promoviendo corrupción,<br />
generando divisiones y enemistades, amedrentando a quienes no aceptan sus ofertas, desinformando, y<br />
sobre todo, identificando a quienes localmente les son útiles y funcionales a sus intereses. Tan eficientes<br />
son estas empresas, que en muchos casos, encuentran la manera perfecta de mimetizarse.<br />
En la actualidad tenemos petroleras o mineras transnacionales que hablan y plantean sus propuestas con<br />
rostros y voces campesinas mestizas, o con apariencia Kichwa, Waorani o Shuar. Incluso han llegado a<br />
nuestra mesa bajo esa apariencia.<br />
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