Iglesias relevantes

Rincón Infantil Por: Miriam Cruz
Bendecidos para
bendecir
“Jehová cumplirá su propósito en mí…”
(Salmo 138:8)
Para su cumpleaños, Emilia le había pedido a sus padres que
algunas de sus mejores amigas pudieran pasar la noche con ella. Sus
padres accedieron a su petición y Emilia invitó a seis de sus mejores
amigas. Emilia le pidió a cada una de sus invitadas que trajera uno
de sus juguetes favoritos para compartir y divertirse todas juntas esa
noche. Pero Luisa, una de las invitadas, dudó en aceptar la invitación
de Emilia pues no deseaba compartir sus juguetes con nadie y mucho
menos su juguete favorito.
¿Cuántos de nosotros muchas veces hemos tenido la misma
actitud de Luisa? Cuando actuamos de esa manera somos egoístas y
damos más valor a nuestras posesiones que a nuestras amistades.
En una ocasión Jesús le habló a Sus discípulos sobre la importancia
de compartir nuestras posesiones con los demás. En Lucas 16:19-
31, Jesús relata la historia de un hombre rico y un mendigo llamado
Lázaro. El rico hacía grandes banquetes todos los días y el mendigo estaba
echado a la puerta del rico pidiendo limosna y algo de comer. Pero
el rico nunca se compadeció del mendigo ni para darle de comer. Un
día el mendigo murió y fue llevado al seno de Abraham. Luego murió
también el rico y fue a parar al infierno. En el infierno el rico era atormentado
por el calor de las llamas. Desde muy lejos el rico veía a Lázaro
en el seno de Abraham y el rico le gritaba a Abraham, pidiéndole que le
permitiera a Lázaro mojar la punta de sus dedos en agua y llegar hasta
donde él para saciar la sed de su lengua. Pero Abraham le respondió
que cada uno había sido recompensado según sus obras y además la
separación entre ellos no les permitía cruzar de un lugar al otro.
Es importante entender el mensaje de Jesús a través de este
relato. Ustedes dirán: “nosotros no tenemos riquezas”. En realidad,
Jesús no está hablando únicamente de un rico que no compartió
sus riquezas con un mendigo. El verdadero mensaje es que debemos
compartir con los demás lo que Dios nos ha permitido tener.
Dios es dueño de todas las cosas de este mundo y aun nosotros
mismos le pertenecemos a Él. Como dueño, Él nos confía posesiones,
tales como dinero, casa, juguetes, etc. En ocasiones Dios
nos prueba para ver si amamos más nuestras posesiones que a
nuestro prójimo o a Él mismo. El rico no tuvo misericordia de Lázaro
a pesar de que había sido bendecido con muchas riquezas.
El relato de Jesús nos enseña que debemos dar gracias por
todo lo que poseemos, pero además debemos compartir con otros
menos afortunados lo que Dios nos ha dado. Debemos ser cuidadosos
de que el egoísmo no se apodere de nuestro corazón. Una
actitud egoísta es muestra de que amamos más nuestras posesiones
que a nuestro prójimo y aun más que a Dios mismo.
Nos gustaría conocer tus datos y mantener contacto contigo. No olvides escribirme a esta dirección:
mcrz5@verizon.net
Clave: Honra a Jehová con tus bienes [...] Proverbios 3:9
12 M e n s a j e r o A l a B l a n c a m a y o / j u n i o d e 2 0 0 9
Para encontrar el versículo bíblico, busca los
colores de las columnas en los círculos y escribe
la letra que corresponde en el círculo de acuerdo
al color.
H
H A S I E N V
T U R O J C B