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Iglesias relevantes

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neradora de transformación y cambios,<br />

y que nuestra gente se motive y tenga<br />

especial interés por ella, debemos revisar<br />

cuatro elementos fundamentales.<br />

Estos elementos deben ser evaluados<br />

con mucha objetividad para detectar las<br />

áreas de oportunidades en las cuales deberíamos<br />

concentrar nuestros esfuerzos<br />

y atención.<br />

Los elementos a los cuales nos<br />

referimos en este artículo son los<br />

siguientes:<br />

1. El contenido: Este es un elemento<br />

de mucha relevancia debido a que es<br />

nuestra principal oferta, la cual debe<br />

presentar una propuesta que:<br />

a. Obedezca a un plan de formación<br />

y desarrollo que vaya acorde con<br />

las necesidades cotidianas del creyente<br />

y de la iglesia. Por ejemplo,<br />

muchas de nuestras iglesias tienen<br />

que implantar escuelas paralelas<br />

para preparar y capacitar hombres<br />

y mujeres aptos para el ministerio<br />

y el trabajo, cuando ésta debe ser<br />

una tarea y objetivo fundamental<br />

de la Escuela Dominical.<br />

b. Nuestros alumnos puedan ver<br />

con claridad a dónde queremos<br />

llevarlos y qué queremos lograr<br />

en sus vidas. Hermanos, ¿hemos<br />

pensado en lo que le ofrecemos a<br />

un miembro de la iglesia después<br />

que tiene más de 3 años asistiendo<br />

a nuestra Escuela Dominical? Por<br />

ejemplo, nuestros materiales de<br />

adultos generalmente se repiten<br />

cada 3 años y medio. Si usted revisa<br />

el material para los adultos<br />

que ha utilizado en su Escuela<br />

Dominical durante los últimos<br />

10 años, se dará cuenta que por<br />

lo menos le ha hablado acerca<br />

del mismo tema y contenido tres<br />

veces al mismo alumno.<br />

2. El maestro: Es un ente determinante<br />

porque sirve y tiene el contacto<br />

directo con los alumnos. Un<br />

buen maestro siembra entusiasmo<br />

e interés en sus alumnos y siempre<br />

mantendrá una alta expectativa en<br />

ellos. Pero en muchas de nuestras<br />

iglesias no se le da la importancia<br />

que tiene este ministerio. Debemos<br />

destacar que el maestro es un ministro<br />

(véase Efesios 4:11; Romanos<br />

12:6­8; 2 Timoteo 1:8­13). Por esto<br />

es determinante prestar atención a<br />

nuestros maestros. La iglesia debe:<br />

a. Dar el trato que merecen sus<br />

maestros —tratarlos como lo<br />

que son, ministros.<br />

b. Proveer las herramientas necesarias<br />

para el desarrollo de su<br />

ministerio y su crecimiento personal<br />

proveyéndoles capacitación<br />

continua, recursos y cobertura<br />

espiritual de parte de sus líderes y<br />

pastores.<br />

c. Tomarlos en cuenta en toda toma<br />

de decisión y planificación realizada<br />

en nuestras escuelas dominicales.<br />

d. Demandar de nuestros maestros<br />

un comportamiento y cumplimiento<br />

acorde con su alta investidura.<br />

3. El alumno: Sin ellos no hay Escuela<br />

Dominical. Los alumnos son<br />

la razón de ser de este servicio. Por<br />

lo tanto, es la Escuela Dominical la<br />

que debe mantener especial interés<br />

por la gente. Cuando planificamos<br />

nuestra Escuela Dominical, ¿qué<br />

tanto pensamos en los alumnos?<br />

¿Qué atención les brindamos?<br />

¿Separamos los mejores lugares<br />

para ellos? ¿Cómo los hacemos<br />

sentir, como un número o como los<br />

entes importantes? Recuerde que a<br />

la gente le gusta ir donde reciben<br />

buen trato y son tomados en cuenta,<br />

donde se muestre interés por sus<br />

realidades, donde encuentren posibilidad<br />

de crecimiento y desarrollo.<br />

Es allí donde se convierten en un<br />

ente activo o pro­activo.<br />

4. La iglesia: Debe contar con metas,<br />

propósitos, objetivos y un plan bien<br />

claro y definido para su Escuela<br />

Dominical. Es importante saber qué<br />

queremos, por qué, para qué, y cómo<br />

vamos a alcanzarlo.<br />

Finalmente entendemos que si estos<br />

elementos no están bien claros y<br />

definidos, nuestras escuelas seguirán<br />

perdiendo su razón de ser y pudieran<br />

extinguirse. ¡Hermanos no hay tiempo<br />

que perder! Comencemos a trabajar en<br />

pro de nuestra Escuela Dominical.<br />

Samuel Ovalle nació<br />

el 4 de octubre de 1960<br />

en San Pedro de Macorís,<br />

República Dominicana.<br />

Comenzó a ser entrenado<br />

a la edad de 5 años en los<br />

servicios de niños. A los 7 años habló<br />

en la radio por primera vez. A los 11<br />

años aceptó al Señor como su Salvador,<br />

edad en la que comenzó a enseñar<br />

en la Escuela Dominical, ministerio<br />

que continúa desempeñando.<br />

Ha trabajado con el ministerio juvenil<br />

de la iglesia a nivel local, regional<br />

y nacional, desempeñando varias funciones,<br />

especialmente en el área de<br />

la educación cristiana. En la Escuela<br />

Dominical se ha desempeñado como<br />

maestro durante 37 años y también<br />

como superintendente. Ha ocupado<br />

funciones directivas a nivel regional y<br />

nacional.<br />

Actualmente trabaja junto a su<br />

hermano, Josué Ovalle, en la dirección<br />

zonal de Escuela Dominical<br />

como maestro en el programa de<br />

acreditación de maestros, además<br />

de pastorear una nueva iglesia local.<br />

En el ámbito secular se desempeña<br />

como profesor universitario además<br />

de ser ingeniero de sistemas computacionales.<br />

El hermano Ovalle está casado<br />

con Arodys Rondón Castillo con<br />

quien ha procreado 2 hermosas niñas.<br />

mensajeroalablanca@wwph.com 29

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