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Iglesias relevantes

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Por: Samuel Ovalle<br />

Hoy día hemos sido testigos de los<br />

cambios que se suscitan en nuestras<br />

iglesias a fin de ser instituciones de mayor<br />

influencia en nuestras comunidades<br />

y convertirnos en agentes de cambio y<br />

transformación de las mismas.<br />

Uno de los vehículos que tradicionalmente<br />

ha utilizado la iglesia para<br />

llevar a cabo esos cambios y transformaciones<br />

es el servicio de Escuela Dominical<br />

que se celebra generalmente los domingos<br />

en la mañana y donde se enseña<br />

la Biblia de una manera sistemática. El<br />

apóstol Pablo habla en Romanos 12:2<br />

que la transformación es posible a través<br />

de la renovación del entendimiento, por<br />

eso este espacio en la iglesia es de vital<br />

importancia.<br />

Durante los años que he trabajado<br />

en la Escuela Dominical he visto con<br />

mucha preocupación:<br />

1. Que este servicio no siempre es<br />

el más concurrido. En muchas<br />

de nuestras iglesias la asistencia<br />

al mismo representa entre un 40<br />

a un 45% de la membresía. Esta<br />

realidad ha llevado a pastores y<br />

líderes a hacerse las siguientes preguntas:<br />

¿Qué puedo hacer para<br />

transformar el servicio del domingo<br />

por la mañana y hacer del<br />

mismo una experiencia significativa?<br />

¿Estamos fallando en crear<br />

experiencias que ministren a las<br />

vidas de los diferentes grupos de<br />

edad o en ayudar a las gentes en<br />

diferentes niveles en su caminar<br />

cristiano? ¿Por qué una gran parte<br />

de nuestros hermanos no asisten<br />

a la Escuela Dominical? ¿Qué nos<br />

están pidiendo a gritos? ¿Estamos<br />

escuchando lo que nos está<br />

diciendo la gente o simplemente<br />

28 M e n s a j e r o A l a B l a n c a m a y o / j u n i o d e 2 0 0 9<br />

persistimos en hacer lo que hemos<br />

hecho por años?<br />

2. Que nuestras escuelas dominicales<br />

no han evolucionado en la misma<br />

medida que lo han hecho nuestras<br />

iglesias, por lo cual hoy día es uno de<br />

nuestros servicios más tradicionales<br />

y a veces más rutinario. Muchas<br />

Escuelas Dominicales siguen utilizando<br />

los mismos métodos y<br />

estrategias que se utilizaban hace<br />

25 o 50 años atrás. Continuamos<br />

utilizando los mismos materiales,<br />

mantenemos los mismos objetivos<br />

y propósitos, entre otros aspectos.<br />

La pregunta a hacernos es: ¿Está<br />

nuestra Escuela Dominical dando<br />

respuestas a las necesidades de<br />

nuestra gente o solamente estamos<br />

llenando un requisito que nos<br />

exige nuestra organización? ¿Responde<br />

el contenido que manejamos<br />

en nuestros materiales a un<br />

plan preciso de educación y formación<br />

para nuestras iglesias de<br />

acuerdo a sus necesidades de desarrollo?<br />

¿Cuál es el presupuesto<br />

para nuestra Escuela Dominical?<br />

¿Estamos invirtiendo en la capacitación<br />

y actualización de nuestros<br />

maestros? ¿Cuentan los maestros<br />

con los recursos necesarios para<br />

desarrollar con éxito su labor? En<br />

una escala del 1 al 10, ¿qué lugar<br />

de prioridad tiene nuestra Escuela<br />

Dominical con respeto a las demás<br />

áreas y actividades de la iglesia?<br />

¿Qué ambiente proporcionamos<br />

a nuestros alumnos para que obtengan<br />

el máximo en el proceso<br />

enseñanza­aprendizaje? ¿Por qué y<br />

para qué deben los hermanos asistir<br />

a la Escuela Dominical?<br />

Todas estas preguntas y otras<br />

más que pudieran surgirnos deben<br />

llamarnos a una profunda reflexión<br />

y revisión de lo que estamos haciendo<br />

en nuestras iglesias con lo que<br />

hemos llamado por mucho tiempo:<br />

“El corazón de la iglesia”.<br />

Si deseamos cambiar esta realidad<br />

y convertir nuestra Escuela Dominical<br />

en una experiencia significativa y ge­

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