Iglesias relevantes

Por: Miguel Ángel García Sarceño, Instructor del CLB
bre de toda motivación oculta de querer
imponer y hace prevalecer la autoridad
del líder sobre el grupo.
2.3. No todas las ideas y opiniones
son rechazadas en este estilo de
liderazgo. Aquellas ideas y opiniones
que concuerden con las del líder autoritario,
correrán la buena suerte de ser
aceptadas por él y por lo tanto, implementadas.
Al menos esto es una muestra
minúscula de cómo supera al liderazgo
dictatorial.
3. No reconoce los dones o habilidades
de los subalternos
En esto comparte la misma actitud
con el líder dictatorial. Toda la organización
gravita en torno a las habilidades
y forma de pensar del líder autoritario.
Él piensa por ellos. Y los logros
de los objetivos y metas dependen en
su mayor parte de las habilidades del
líder autoritario. Lo la mentable es que
todo el potencial de la organización/
iglesia, que yace en los dones y experiencias
de cada subalterno/miembro,
no es ni reconocido, ni valorado, y mucho
menos incorporado al desarrollo
y progreso de la organización/iglesia.
Esto no sólo daña a la organización/
iglesia, sino también a cada subalterno/miembro,
pues el desarrollo de sus
dones y habilidades es neutralizado
por este estilo de liderazgo.
4. Suele aprovecharse del subalterno
para beneficio propio
Esta actitud que contradice la
ética bíblica prevalece en este estilo de
liderazgo. El líder autoritario suele utilizar
al subalterno en áreas de servicio
que de alguna manera lo beneficiarán a
él, ya sea en su imagen o en los resultados
de la obra que realiza el subalterno.
En otras palabras, lo incorrecto no es
tanto el servicio que lleva a cabo el sub­
alterno, sino la motivación de instrumentalización
del líder autoritario.
Por lo general, el subalterno logra
descubrir esa motivación incorrecta de
su líder. Y cuando eso ocurre la motivación
y la productividad del subalterno
se vienen abajo, pues nadie quiere
sentirse utilizado. Eso va en contra de
sus necesidades de autoestima o valía
personal.
Esto es muy bien ilustrado en
la parábola de los talentos cuando
dice: “Pero llegando también el que
había recibido un talento, dijo: Señor,
te conocía que eres hombre duro, que
siegas donde no sembraste y recoges
donde no esparciste; por lo cual tuve
miedo, y fui y escondí tu talento en
la tierra; aquí tienes lo que es tuyo”
(Mateo 25:24, 25).
5. Raras veces muestra agradeci miento
a los subalternos
Este es otro rasgo negativo, pues
el agradecimiento desempeña una
función psicológica importante en la
motivación y productividad del subalterno.
Es más, cuando no se tiene
una actitud permanente de agradecimiento,
los reconocimientos que van
más allá de lo verbal, suelen no formar
parte de este estilo de liderazgo. Esto
requiere ser corregido en este estilo de
liderazgo si se quiere elevar la motivación
y la productividad de los subalternos.
6. Es un tremendo competidor
Este es otro rasgo de este estilo de
liderazgo. En el ámbito eclesiástico este
rasgo es el motor que mueve muchas
veces el crecimiento de la iglesia, la
adquisición de mejores edificios, mejores
mobiliarios, etc. Una vez más queremos
advertir que no hay nada de malo
en procurar el crecimiento, la adqui­
sición de nuevos edificios, etc., sino en
la motivación que mueve a hacerlo.
Las recomendaciones hechas para
el liderazgo dictatorial son de aplicación
también a este estilo de liderazgo. En este
estilo de liderazgo pueden incidir los siguientes
elementos: a) temperamento
colérico; b) complejos de inferioridad,
que se muestran como complejo de superioridad;
c) paradigmas de autoridad
mundana; d) sistemas de valores mundanos
que todavía no han sido transformados
con los valores del reino; y e) la
falta de un equipamiento adecuado por
parte del líder, etc.
Si su estilo de liderazgo se asemeja
a éste, es urgente hacer una toma de
conciencia, buscar las posibles causas,
y comenzar una transformación hacia
un nuevo estilo bíblico que conduzca
al uso correcto de la autoridad que se
nos ha delegado. Es importante transformar
el estilo a uno que nos propicie
una reconcepción de las personas, con
dignidad y respeto, y que nos ayude a
relacionarnos con los subalternos de
manera efectiva y afectiva. Recordemos
el modelo de Jesús:
“Entonces Jesús, llamándolos, dijo:
Sabéis que los gobernantes de las naciones
se enseñorean de ellas, y los que son grandes
ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros
no será así, sino que el que quiera
hacerse grande entre vosotros será vuestro
servidor, y el que quiera ser el primero
entre vosotros será vuestro siervo; como el
Hijo del Hombre no vino para ser servido,
sino para servir, y para dar su vida en rescate
por muchos” (Mateo 20:25­28).
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