09.05.2013 Views

Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional

Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional

Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Por si las moscas se <strong>de</strong>stacó <strong>un</strong> pelotón, y al verlo avanzar sin resistencia, Colonia llamó a toda su<br />

Compañía, y con él a la cabeza, como <strong>un</strong> alegre colegio que saliera <strong>de</strong> paseo, nos plantamos en menos <strong>de</strong><br />

<strong>un</strong> cuarto <strong>de</strong> hora en los parapetos rojos.<br />

Allí recogimos toda esa multitud <strong>de</strong> objetos que componen <strong>un</strong> menaje trincheriano; platos, jarrillos, mantas y<br />

capotes, correajes, m<strong>un</strong>ición en ab<strong>un</strong>dancia y muchas cartas con indicación <strong>de</strong> remitirse <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el "monte<br />

<strong>de</strong> Zuera", que iban a enviar los milicianos a su zona, creyendo permanecer allí para siempre.<br />

De todos modos, para sus costumbres, la retirada había sido bastante estratégica, pues no recogimos ni<br />

<strong>un</strong>a mala bayoneta rusa <strong>de</strong> esas que parecen chuzo <strong>de</strong> sereno.<br />

Al ver que allí no quedaba enemigo ni señales <strong>de</strong> haber establecido línea <strong>de</strong> resistencia en mucho terreno<br />

atrás, la Ban<strong>de</strong>ra prosiguió su reconocimiento. Una noble emulación se estableció entre las Compañías y<br />

empezó la mas tri<strong>un</strong>fal marcha que yo recuer<strong>de</strong>, pues en plan <strong>de</strong> paseo militar anduvimos <strong>un</strong>os doce<br />

kilómetros sin encontrar más que rojos <strong>de</strong>spistados que hacíamos prisioneros.<br />

Porque aquella columna —que según los periodiquillos que recogimos iba a "entrar en Zaragoza el día 14<br />

<strong>de</strong> abril" —se había retirado tan <strong>de</strong> p<strong>un</strong>tillas que,<br />

sin parar hasta Robres por lo menos, no tuvo tiempo <strong>de</strong> avisar a los otros; y por eso la que ocupaba parte<br />

<strong>de</strong> Santa Quiteña, sin saber nada, tenía a la Seg<strong>un</strong>da Ban<strong>de</strong>ra a sus espaldas cortando todas sus lógicas<br />

líneas <strong>de</strong> com<strong>un</strong>icación.<br />

Recuerdo perfectamente cómo cogimos el primer prisionero. Venía el hombre (sanitario según <strong>de</strong>claró) tan<br />

tranquilo, con la vista baja y las manos en los bolsillos. Le salió al encuentro Quiriqui —entonces tirador <strong>de</strong><br />

F. A. y hoy sargento— que con su vitola gordinflona, <strong>de</strong>spechugado y con el gorro <strong>de</strong> hule que acababa <strong>de</strong><br />

requisar, tenía todo el aspecto <strong>de</strong> <strong>un</strong> "rogelio" bien comido.<br />

—"¿Qué hay?— fue su saludo.<br />

—"¡Hola!"— repuso el "bisinio".<br />

Hasta que, molesto por no causar el efecto que esperaba, le agarró <strong>de</strong>l brazo y tronó:<br />

—Pero idiota, ¿no ves quién soy?<br />

—¡¡Soy Quiriqui, <strong>de</strong> la Seg<strong>un</strong>da Ban<strong>de</strong>ra!!<br />

Un momento <strong>de</strong>spués se <strong>un</strong>ía a la Compañía trayendo en hombros al <strong>de</strong>smayado rojo. Hubo que vaciarle<br />

<strong>un</strong>a cantimplora en la cara para que volviera en sí, mientras Quiriqui galleaba satisfecho.<br />

Al seg<strong>un</strong>do lo agarró el sargento Otero. Era <strong>un</strong> alférez rojo, que al verse ante el capitán, temblaba como <strong>un</strong><br />

azogado; veía llegada su última hora y tirando <strong>de</strong><br />

Coloma pretendía llevarlo aparte para justificarse.<br />

—"Verás, compañero; yo te explicaré".,.<br />

Y a Coloma le costó trabajo convencerle <strong>de</strong> dos cosas. Que conservaría su vida y que n<strong>un</strong>ca fue, ni sería,<br />

compañero <strong>de</strong> <strong>un</strong> capitán <strong>de</strong> la Legión.<br />

Luego ya <strong>un</strong>a locura. De dos en dos, <strong>de</strong> cuatro en cuatro, iban viniendo. Escobar ardía en ganas <strong>de</strong><br />

requisar algo y salió también a la caza; se trajo <strong>un</strong> "Suomi-Tikakoski", que a<strong>un</strong> arrastra Zoilo, el asistente<br />

<strong>de</strong>l capitán; pero se le escapó el teniente rojo que era su anterior dueño, entre nubes <strong>de</strong> polvo <strong>de</strong> tantos<br />

disparos errados. Escobar se tiraba <strong>de</strong> los pelos y se mal<strong>de</strong>cía.<br />

Así llegamos hasta <strong>un</strong>a pari<strong>de</strong>ra. Contamos los presos; eran 23, y Paños, riéndose, <strong>de</strong>cía a Coloma:<br />

—"Mí capitán, no cojamos más, que nos van a po<strong>de</strong>r".<br />

En la pari<strong>de</strong>ra a<strong>un</strong> se "nos incorporaron" cuatro o cinco. De <strong>un</strong>a casa cercana, que a su <strong>de</strong>cir era<br />

hospitaliilo, enviaron <strong>un</strong>a escuadra a reconocernos; y claro,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!