09.05.2013 Views

Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional

Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional

Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

sangre <strong>de</strong> los legionarios,<br />

que murieron por España.<br />

Y recordaba haber oído hazañas en Huesca. El cementerio, la casa <strong>de</strong> Pascualin, el Manicomio; toda <strong>un</strong>a<br />

serie <strong>de</strong> operaciones que habían cubierto <strong>de</strong> gloria a los ban<strong>de</strong>rines <strong>de</strong> las compañías y regado <strong>de</strong> sangre<br />

todos los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> la invencible Huesca.<br />

Alg<strong>un</strong>a vez, había estado en <strong>un</strong> bar, inmediato a <strong>un</strong> sargento <strong>de</strong> la Ban<strong>de</strong>ra —botas relucientes como<br />

espejos— y había oído algo <strong>de</strong> "lo <strong>de</strong> Irún".<br />

Por eso estaba orgulloso <strong>de</strong> mi <strong>de</strong>stino, durante los tres o cuatro días en que peregriné por tierras<br />

extremeñas y castellanas, rumbo a mi Aragón, don<strong>de</strong> me esperaban tantas cosas queridas y tanta gloria<br />

para la Ban<strong>de</strong>ra, que por estar ya compuesta en su mayoría <strong>de</strong> paisanos míos era gloria para Aragón.<br />

Demetrio dormitaba, satisfecho <strong>de</strong> viajar en primera, y yo hice <strong>un</strong>a gran amistad con cierto sacerdote<br />

castrense <strong>de</strong> Trujillo que me acompañó hasta Valladolid. Muchas cosas podría contar <strong>de</strong>l viaje, pero no<br />

tienen nada que ver en esta historia.<br />

* * *<br />

El 7 <strong>de</strong> abril me incorporé en Caminreal. Pueblo gran<strong>de</strong> <strong>de</strong> la provincia <strong>de</strong> Teruel, ocupado militarmente;<br />

casas <strong>de</strong> barro, alojando oficiales <strong>de</strong> la Legión, y calles polvorientas, animadas <strong>de</strong> canciones legionarias.<br />

El comandante Ruiz-Soldado, el Pater Ramón Marcellán, Tejada, Marra, Coloma, Rivera, Macía, Esparza<br />

(que por cierto, según su costumbre, me recibió con <strong>un</strong> broncazo y <strong>un</strong>as consi<strong>de</strong>raciones sobre la etiqueta<br />

militar, artificio que usa siempre para hacerse respetar, según me dijo luego), Negueruela, Zamora, Escobar,<br />

Portóles, Cuartero, Sola, Viñas, Palmeiro, Paños, Lázaro, Barrenengoa, Toribio y Roldan eran mis<br />

hermanos <strong>de</strong> armas, con quienes iba a jugarme la vida tapando agujeros en el frente <strong>de</strong> Aragón. Un frente<br />

<strong>de</strong> 400 kilómetros, mantenido milagrosamente, con la consigna <strong>de</strong> resistir fuera como fuese, contando<br />

como fuerzas escogidas, con dos labores <strong>de</strong> la Me-hal-la <strong>de</strong> Tetuán, la Seg<strong>un</strong>da Ban<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la Legión, la<br />

Ban<strong>de</strong>ra "Sanjurjo", que f<strong>un</strong>dó Peñarredonda, los magníficos<br />

guardias <strong>de</strong> Asalto, <strong>un</strong> batallón <strong>de</strong>l regimiento <strong>de</strong> Carros y <strong>un</strong> puñado <strong>de</strong> falangistas y otro <strong>de</strong> "boinas rojas"<br />

importados <strong>de</strong> Navarra; buenos hermanos, como buen compañero era su jefe el laureado Pueyo.<br />

Todo esto, con Caballería, Artillería y <strong>de</strong>más aditamentos, tan indispensables como elegantemente<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñados por los <strong>de</strong> la "Gloriosa", constituían la llamada Columna Móvil; la fuerza que en sus cuarteles<br />

<strong>de</strong> Zaragoza estaba siempre dispuesta a acudir a don<strong>de</strong> fuere necesario, como aquellos bajeles <strong>de</strong> Barceló<br />

en<br />

su romántica época <strong>de</strong> piratas berberiscos.<br />

La vida militar se <strong>de</strong>slizaba entre instrucciones, baño <strong>de</strong> la tropa —manía <strong>de</strong>l alborotado capitán Pastor—<br />

partidas <strong>de</strong> poker y bromas; bromas <strong>de</strong> todos los calibres y a todas horas.<br />

Había también alg<strong>un</strong>os elegantes <strong>de</strong> la distracción; Villarreal, el teniente médico que no pue<strong>de</strong> vivir sin<br />

montar a caballo; las cacerías, más o menos productivas <strong>de</strong>l capitán Rivera, y las pescas <strong>de</strong> cangrejos y<br />

ranas, o cacerías <strong>de</strong> caracoles (todo lo más <strong>de</strong>spreciable <strong>de</strong>l reino <strong>de</strong> Diana) <strong>de</strong>l capitán Pastor; el<br />

alborotado he dicho, el ruidosísimo, repito, capitán Pastor.<br />

Como <strong>un</strong>a excepción entre aquel enjambre <strong>de</strong> gustos diferentes, el pobre Fernando Zamora, paseaba sólo<br />

a gran<strong>de</strong>s zancadas, luciendo su Mac Farlan, aquel que requisó en Vivel <strong>de</strong>l Río. Yo, siguiendo mi eterna<br />

manía, hacia versos; no se quién, que me conocía <strong>de</strong> antes, corrió la voz entre los oficiales. Y no tuve más<br />

remedio que escribir tonterías a troche y moche ante el <strong>de</strong>sprecio <strong>de</strong>l Pater - poeta laureado— y la mirada<br />

benevolente <strong>de</strong>l capitán Maciá, que tuvo la gentileza <strong>de</strong> darme a leer las primicias <strong>de</strong> <strong>un</strong>a su obra que vio la<br />

luz en "El Noticiero".<br />

Así, haciendo versos, me sorprendió la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> marcha el día 11 <strong>de</strong> abril.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!