Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional
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Luego, venían los artilleros y recogían las inofensivas granadas. Muchas <strong>de</strong> ellas, con espoletas más<br />
activas. salieron luego <strong>de</strong> cañones nacionales. Y dos, que fueron las más cercanas a mí CE) su caída,<br />
figuran intactas en mi colección <strong>de</strong> trofeos.<br />
Pagada la lluvia artillera, podía irme <strong>un</strong> rato a la posición <strong>de</strong> Mayoral. Allí, con él, nos re<strong>un</strong>íamos Villarreal,<br />
Martínez <strong>de</strong> Arija, Losada —que venía <strong>de</strong> la<br />
posición numero dos— y yo. Merendábamos, jugábamos al poker (¡cuánto dinero me costó aquel<br />
parapeto!) y paseábamos por los sabinares inmediatos.<br />
Hacía calor, y todos (menos Losada y yo, que queríamos ocultar nuestra <strong>de</strong>smedrada constitución) usaban<br />
como único traje <strong>un</strong>os ligeros taparrabos; así vestidos y con aquellas imponentes porras <strong>de</strong> sabina que<br />
hicimos, parecíamos hombres primitivos, dispuestos a cazar, a palos y pedradas, algún díplodocus; que el<br />
paisaje, bien se prestaba a tales elucubraciones.<br />
También hacíamos versos; romances idiotas, como aquel que <strong>de</strong>scribía la aburridísima vida <strong>de</strong> parapeto y<br />
<strong>de</strong>cía:<br />
... ... ... ... ... ...<br />
En cuanto la l<strong>un</strong>a riela<br />
pintando hormigas y abastos,<br />
<strong>de</strong> cenas mal digeridas<br />
que murieron a mis manos,<br />
me acuerdo <strong>de</strong> mi morena<br />
que está en el río lavando.<br />
¿Cuándo me darán permiso;<br />
alegría en papel blanco?<br />
... ... ... ... ... ...<br />
O aquel otro, que <strong>de</strong>scribe tan a lo vivo las emociones <strong>de</strong> <strong>un</strong> combate ofensivo y traslada al reino <strong>de</strong> la<br />
poesía la amazacotada prosa <strong>de</strong> los reglamentos tácticos.<br />
... ... ... ... ... ...<br />
¡Vamos a<strong>de</strong>lante, vamos!<br />
¡Vamos a por ellos, chicos'<br />
¡Vamos a<strong>de</strong>lante, vamos!<br />
hasta que yo toque el pito,<br />
y entonces, tirarse al suelo<br />
que está. cerca el enemigo,<br />
Ya están todos por el suelo<br />
en <strong>de</strong>cubito supino,<br />
que viene [a aviación.<br />
Aves <strong>de</strong> volar cansino,<br />
golondrinas que excrementan<br />
suciedad <strong>de</strong> muchos kilos.<br />
... ... ... ... ... ...<br />
También salíamos a pasear a la carretera, Allí, sentados en los poyos, contábamos casos y cosas. Juanito<br />
Villarreal nos contó cómo los primeros días <strong>de</strong>l Movimiento, en sus islas Canarias, entre él y otro falangista,<br />
conquistaron cierta ciudad <strong>de</strong> veintidós mil habitantes.<br />
—"¿La cercasteis? — preg<strong>un</strong>taba Mayoral.<br />
Yo, para no ser menos, les narré <strong>un</strong> sucedido <strong>de</strong> los primeros y azarosos días <strong>de</strong> Zaragoza. Es<br />
rigurosamente cierto.<br />
Estábamos en Castillejos; entraban y salían camiones y hombres. Tiempos heroicos en los que había que<br />
dominar chispazos en pueblos cercanos a la capital. Y en la capital misma, como lodos sabemos. El<br />
general dispuso que las muchachas <strong>de</strong> Falange cacheasen en la calle a las mujeres sospechosas.