09.05.2013 Views

Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional

Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional

Memorias de un Alférez Provisional - Zona Nacional

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¿Cuánto quieres por estos "bisontes"?<br />

—Tres "peseta".<br />

—Te doy dos.<br />

—Tú "estar" "arrojo", hombre.<br />

Así todo el día. A la noche, agotado el stok, se iban para abajo, en busca <strong>de</strong> cualquier camión que los<br />

llevase al más inmediato centro <strong>de</strong> abastecimiento.<br />

Un día y otro nos acompañaban con su pregón ingenuo:<br />

Papel “pa” “fumá”. Papel “pa” “ecribe”. Piedras “pa” “mochero”...<br />

* * *<br />

Bajamos <strong>de</strong> Rapún en otra noche interminable <strong>de</strong> pisar fango hasta las ca<strong>de</strong>ras. Y a la madrugada salimos<br />

a operar otra vez. Los rojos se habían filtrado por la carretera <strong>de</strong> Yebra. No nos costó mucho echarlos.<br />

Aquel día estuve <strong>de</strong> capitán otra vez, pues Pare<strong>de</strong>s se hizo cargo <strong>de</strong> la catorce por enfermedad <strong>de</strong> Mayoral,<br />

y no me enteré <strong>de</strong> nada <strong>de</strong> lo que pasó. Sólo sé que se llenaron los objetivos como siempre; que Marra<br />

operó por su cuenta mucho y bien y que tuvimos que llorar tres bajas. Sampedro (valentísimo muchacho,<br />

como <strong>de</strong>mostró en los pocos días en que estuvo con nosotros), Allanegui y Morales, muertos por Dios y por<br />

la Patria.<br />

Y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pasar dos días en Aurín, don<strong>de</strong> aprendí que la "cheditta" con que se cargan las granadas <strong>de</strong><br />

mano, se fabrica <strong>de</strong> <strong>un</strong> modo muy parecido al chocolate, <strong>un</strong>a tar<strong>de</strong> nos dio Galera la buena noticia:<br />

—"Van uste<strong>de</strong>s a Jaca a <strong>de</strong>scansar".<br />

Me apresuré a poner <strong>un</strong> telegrama a mi mujer (¡cuántas bromas me han dado a costa <strong>de</strong>l dichoso<br />

telegramita!) y envié a Franco a Jaca para que, al llegar, me tuviera dispuesto <strong>un</strong> alojamiento para mí y<br />

para ella, que llegaría al día siguiente.<br />

Cené en Jaca en el "Hotel Mur"; y mi entrada al comedor, sucio y mal afeitado, pero con continente altanero,<br />

constituyo <strong>un</strong>a verda<strong>de</strong>ra apoteosis. O al menos yo lo creí, saludado por varios legionarios, que habían<br />

cobrado las sobras al llegar a Jaca y que cenaron "en el mismo hotel que los oficiales".<br />

Luego, me mando el comandante que prestase servicio <strong>de</strong> vigilancia hasta las doce, como lo hice, y a esa<br />

hora me metí en la carda, que se me antojó principesca.<br />

Pero cuando al día siguiente llegó mi mujer no me encontró. A las seis <strong>de</strong> la mañana ya estaba la Ban<strong>de</strong>ra<br />

rodando carreteras con rumbo hacia Ara, don<strong>de</strong> había<br />

otro jaleillo.<br />

* * *<br />

Los rojos se habían filtrado <strong>un</strong>a vez más y, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> posiciones encima <strong>de</strong> Ara, amenazaban ese pueblo<br />

(flanco para Jaca) e incluso la carretera <strong>de</strong> la Pena, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las estribaciones <strong>de</strong> la Pena Oroel.<br />

Cuatro días corrió la Ban<strong>de</strong>ra, arriba y abajo, por aquellos picachos, <strong>de</strong>salojando "rogelios" <strong>de</strong> sus<br />

eventuales posiciones; mientras yo, constituido <strong>de</strong> nuevo en "capitán", atendía a los multiples quehaceres<br />

<strong>de</strong> mi elevado cargo y corría cien veces el mismo camino, como los perros.<br />

La Plana Mayor estaba en Ara, y toda la geografía que se extien<strong>de</strong> en diez kilómetros a la redonda fue<br />

escenario <strong>de</strong> nuestras correrías. De día y <strong>de</strong> noche subíamos y balábamos, siempre seguidos por los<br />

telefonistas; os haría gracia ver que, como comíamos en <strong>un</strong> lado y cenábamos en otro, los pobres soldados<br />

se volvían locos <strong>de</strong>sarrollando hilo para recogerlo dos horas más tar<strong>de</strong>.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!