Cartas a un Maltratador - Familia e Igualdad - Ayuntamiento de ...

En una habitación oscura se dedicaba a estar en silencio, por mucho que
tuviera dolorido el cuerpo y le doliese aquello, jamás llegó a derramar lágrimas. Ya
no brillaba con luz propia, se fue apagando, desgastándose con el paso del tiempo.
Hubo un día en que se acordó de todas aquellas rosas que le regalaba cada
semana; eran rosas frescas y rojas. Ahora le regalaba rosas negras y marchitas, era
su forma de decirle lo que significaba para él.
Y... el final del "cuento de hadas" llegó a su fin. No se pudo evitar y todo
cayó en un abismo. Él creyó que todo debió finalizar así; ella se consumió creyendo
que tenía toda la culpa de lo ocurrido, y así terminó.
Ella no gritó, no se defendió, no hizo nada. Antes de morir, le miró y mientras
por primera vez las lágrimas empapadas en sangre caían por sus mejillas, él le
propició el golpe... Ella cayó al suelo desplomada y en su mano apareció la medalla
de la Virgen María. El final de su vida lo escribió con la tinta de sus heridas, de la
sangre que derramó por tantos golpes.
Siempre sufriendo un calvario del que no se desvinculó y mirad a lo que le
llevó. Todavía hoy sigue llevándole las rosas negras y marchitas, para que allá
donde esté siga sabiendo lo que sigue significando para él.
Hoy he ido a verla y me sorprendí, porque entre aquellas flores marchitas
ha nacido una rosa roja. Supongo que sabéis lo que significa...
Te quiere, Tu hija
GEMMA
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