Cartas a un Maltratador - Familia e Igualdad - Ayuntamiento de ...

MI NIÑO, MI AMOR...
Nueve meses te llevé, diecinueve te crié y veinte palos recibí. ¿Por qué me
tratas así?
Aquí empieza el testimonio, la crudeza de una historia, de la vida y casi
muerte de una madre con el alma desgarrada.
A ella le pesan los años; pero le duelen más los tortazos, puñetazos y patadas
que un hijo descarriado, malcriado o simplemente asustado, de la vida, del sentir...
le ha propinado.
"Mi niño, mi amor. Me llevaste hasta el dolor. Me sacaste la alegría de
tenerte entre mis brazos algún día. ¿Por qué? ¿Qué te pasó? Quizá fui una mala
madre. ¿Resignación? Yo no. Debo ayudarte, ayudarte a comprender... ¡No!
¡No me pegues mi niño! No me grites otra vez que me estoy volviendo loca.
Ya no se si eres tú o es que mi mente lo sueña, te teme, me aterra...
Tu papá no te crió. No nos quiso mi amor.
Yo te saqué adelante, te di mi vida, mi juventud, mis mejores años... Y
soñaba con verte grande, verte correr, crecer, jugar, aprender y soñar. Soñar sobre
todo; que la vida no es un sueño del que puedas despertar. ¿Despertar? Quizá algún
día.
Abrazaba tus abrazos, te mecía entre mis brazos, te susurraba una nana...
para que con tranquilidad, pudieses descansar antes de que tu padre volviese de trabajar.
El volvía como un loco; a vino olía su aliento y sus voces despertaban mi tormento.
Yo cerraba bien tu puerta, ¡hasta las llaves quitaba! por si se le ocurriese ni
siquiera asomar, asomar a tus sueños...
Pero un buen día se fue y no volvió. ¡Dios me escuchó! -"¡Gracias Dios
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