Cartas a un Maltratador - Familia e Igualdad - Ayuntamiento de ...

Querido papá:
En cierto modo, siento mucho que éste haya sido tu final, que hayas tenido
que terminar entre rejas, porque tu ira y tu violencia hacia aquellas personas que te
aman hayan podido contigo. ¿Cuándo ocurrió? ¿En qué momento dejaste de amar
con el corazón para pasar a amar con los puños? En un principio me sentí engañada,
traicionada por un padre que no sabía querer, alguien que nunca había querido
a mi madre, y probablemente, tampoco a mí. No te puedes imaginar el dolor que se
siente viendo cómo tu padre golpea a tu madre.
Después, intenté comprenderte, buscándole fallos a mamá y encontrar algún
motivo para explicar tu actitud, pero no pude encontrarlos, porque ningún comportamiento,
por malo que sea, debe ser correspondido con un golpe.
Finalmente, no puedo sentir otra cosa sino lástima. Lástima de ver
cómo golpe a golpe has ido arruinando tu vida y perdiendo a la gente que te quería.
Ahora no podemos considerarte ni quererte como antes, lo has perdido todo,
te has quedado solo. Te fuiste hundiendo, demacrando progresivamente, envolviéndote
más y más en ti mismo hasta el momento en que dejé de ver en ti al padre
que siempre había tenido. Ahora, no puedo reconocerte como aquel hombre y
mucho menos entender tus palabras acerca de la violencia: solías decir que no
conducía a ninguna parte, siempre existían otros caminos para solucionar los problemas,
pero parece que te alejaste de tus propias creencias, para mí, dejaste de
ser persona, desde el primer golpe. ¿Lo recuerdas? Porque yo no podré borrarlo
nunca. Era una tarde próxima a Navidades. Al entrar en casa oí que discutíais
y no quise molestar, solíais discutir, pero cada vez gritabas más, y sentí la
necesidad de bajar. Entonces vi como de un golpe mamá caía al suelo y rompía
a llorar.
Quizá si en ese momento hubiera entrado en la cocina, si hubiera detenido
ese primer golpe, no habría habido ninguno más.
Cartas a un Maltratador 79