Cartas a un Maltratador - Familia e Igualdad - Ayuntamiento de ...

12 de Marzo de 2006
Querido hijo:
Aún tengo en el recuerdo la última visita que me hiciste. Aquel 12 de Marzo.
Lo recuerdo como si hubiese sido ayer, de hecho aún tengo tus últimos recuerdos en
mi propio cuerpo. Aquel 12 de Marzo. Tantas cosas que te di... la vida, la educación
y el saber vivir y disfrutar de todas las cosas de esta vida, de la que a mí por suerte
o por desgracia me queda poco. La muerte puede ser mi único alivio, mi única escapatoria
a este sinvivir. No puedo soportar la idea de que algo concebido por un lazo
de amor pueda llegar a ese punto de ira por el que estoy aquí, sin ganas de luchar por
mi vida, conectado a una máquina que respira por mí, yo ya no tengo fuerzas para
hacerlo, ni ganas. He perdido la ilusión de vivir. Aquel 12 de Marzo. El día en el
que al llegar a casa me encontré con la tragedia... No quiero recordar nada de lo que
pasó aunque cada noche atormente mis sueños, ahora convertidos en pesadillas.
Quiero hacer como si nada pasara, pero ya nada será igual, esta cicatriz en mi abdomen
es la testigo de mi sufrimiento. Aquel 12 de Marzo. Sólo quiero decirte que mis
heridas no superan el amor que siento y sentiré hacia ti. Nunca pensé que esto ocurriera,
pero desde aquel 12 de Marzo no he podido hacer otra cosa que preguntarme
qué es lo que te llevó a hacer esto. ¿Cómo pudiste ser capaz de intentar arrebatarle la
vida a aquel que te la dio? Aquel que te crió y dejó de comer para que lo comieses tú.
Y todas esas cosas que hace un padre por un hijo y que nunca agradecemos, o si...
Hoy hace un año desde que mi vida se apagó, y desde que la tuya cambió, la condena
que cumples no es comparable con la condena que sufre mi alma. Aún así gracias
a la injusticia de la justicia tu condena se rebajará. No me importa, de hecho no me
importa nada. Desde aquel 12 de Marzo. Lo único que quiero es que tu madre no
sufra, por un hijo, por un marido y por una familia destrozada por el alcohol y la violencia.
Mis horas se acaban y sólo quiero decirte que es más bello dar una vida que
quitarla. Y que es más fácil quitarla que darla. Y por eso te llamo "cobarde", por no
afrontar con valentía eso a lo que se llama vida, que es tan dura y tan cruel como nosotros
queramos hacerla, y tan bonita y alegre como nos dejen hacerla. Desde siempre.
Cartas a un Maltratador 47