Cartas a un Maltratador - Familia e Igualdad - Ayuntamiento de ...

Aquella fue la última que viví. Odio y alcohol corrían por sus venas esa
noche. Sólo tengo vagos recuerdos de esos momentos, hasta que poco a poco dejé
de respirar a la vez que mis lágrimas me recorrían la piel. Ya no era nada. Mi fuga
se había acabado.
Desde aquí, desde este lugar donde no existe el dolor, sé cómo va su vida.
Vive entre barrotes susurrándose a sí mismo reproches y preguntas contestadas con
silencios. No he vuelto a pasar por su vida, aunque podría visitarle en sueños.
A quien suelo visitar a menudo es a aquellas mujeres que van forjando
noche a noche sus máscaras entre sollozos. Temen que las juzguen y quieren guarecerse
de amenazas y de gritos. Mientras duermen, intento secar sus lágrimas y curar
algunas de sus heridas
Sé que todas ellas al igual que yo vivirán con ese recuerdo indeleble en sus
almas, pero ninguna mujer ha de taparse con su máscara. Algunas historias acaban
mal; otras mujeres, cual ave fénix, resurgirán de sus propias cenizas para demostrarle
al mundo lo que son capaces de hacer y para demostrarse a sí mismas que siguen
estando realmente vivas.
Merece la pena forjar nuestra vida con valor y arrojo. No más miedos; no
más máscaras.
EIKASÍA
20 Cartas a un Maltratador