Cartas a un Maltratador - Familia e Igualdad - Ayuntamiento de ...

Querido pasado:
Te escribo desde el rincón de mi soledad, ahora que mis pensamientos han
dejado de atormentarme, ahora que por fin, tengo tiempo para volver a pensar en mí.
Echando una mirada atrás, recuerdo aquel día cuando tranquilamente
paseaba y decidí sentarme bajo un árbol. Como todos los días de verano dedicaba
las tardes a algún libro que muchas veces no sabía muy bien de dónde había aparecido,
yo solamente me evadía de mi tortuosa realidad por un ratito. Fue un instante,
cuando dirigí mis ojos al cielo y de repente me crucé con tu mirada. Al principio no
le di mucha importancia, aunque mis libros preferidos eran las historias de amor
imposible, nunca había confiado en que yo pudiera ser la protagonista de una de
ellas.
No sabía si me engañaban mis ojos, pero te dirigías hacia mí.
Con un simple saludo comenzamos a hablar y hablar, de cosas sin mucha
importancia y así, pasamos allí sentados varias horas.
Tú me invitaste a salir aquella noche, y a pesar de que me estaba muriendo
de ganas, te dije que no. A mí no me gustaba salir, no guardo muy buen recuerdo
de mis salidas por la noche. Aún así, me convenciste para que al día siguiente
quedáramos a la misma hora bajo aquel árbol.
Sabía perfectamente que aquel chico era especial; preferí seguir engañándome
a mí misma.
Las tardes pasaban, y bajo ese árbol, me fui enamorando de ti. Tú comenzaste
a conocerme, y poco a poco, sacabas de mí todas esas cosas que yo tenía
escondidas. Ninguno de los dos dijo nada sobre el tema, pronto nos dimos cuenta
de que éramos más que amigos.
Cartas a un Maltratador 61