11.05.2013 Views

San Antonio de Padua» de Mateo Alemán - Centro Virtual Cervantes

San Antonio de Padua» de Mateo Alemán - Centro Virtual Cervantes

San Antonio de Padua» de Mateo Alemán - Centro Virtual Cervantes

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

EL SAN ANTONIO DE PADUA DE MATEO ALEMÁN 37<br />

resultara más claro y eficaz, y no le ocurriera la misma malaventura que al avariento <strong>de</strong>l<br />

capítulo V, algunos consejos socioespirituales muy provechosos:<br />

Destribuye aquesos bienes con sagacidad y discreción para que goces dos glorias: una en esta<br />

vida en dar, y otra en la eterna, porque pru<strong>de</strong>ntemente repartiste los bienes <strong>de</strong> que te hizo<br />

Dios mayordomo suyo. (S. A., II, 3, f. 118 v.)<br />

No extrañará que ninguno <strong>de</strong> los avaros puestos en escena por <strong>Alemán</strong> en su obra<br />

hagiográfica y picaresca, personajes que serían paradigmáticos <strong>de</strong> los <strong>de</strong> su tiempo, rija<br />

su conducta social acatando tales pautas éticas. Mucho distan en efecto <strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rar<br />

verda<strong>de</strong>ramente su hacienda como apenas arrendada por Dios (según concepción<br />

i<strong>de</strong>ológica propia <strong>de</strong> la Edad Media y <strong>de</strong>l Renacimiento) y, por en<strong>de</strong>, <strong>de</strong> anteponer ese<br />

tesoro espiritual, por más acreedor que sea <strong>de</strong> felicidad terrestre y gloria celeste, al<br />

tesoro en tabla por el que se afanan en la sociedad económica <strong>de</strong> su tiempo. Y ello por<br />

varios motivos; entre los cuales unos <strong>de</strong> índole privada, otros curiosamente<br />

socioespirituales. De aquéllos, bajo la forma <strong>de</strong> un cuentecillo popular inserto en el<br />

capítulo V <strong>de</strong>l <strong>San</strong> <strong>Antonio</strong> <strong>de</strong> Padua, da testimonio el testamento <strong>de</strong> un avariento<br />

lúcido aunque arrepentido a <strong>de</strong>shoras, quien, <strong>de</strong> tan consciente como era <strong>de</strong> que sus<br />

familiares más propincuos habían sido cómplices activos <strong>de</strong> su ceguera y con<strong>de</strong>nación,<br />

hizo unas mandas <strong>de</strong> suma rareza, que ipso facto se cumplieron:<br />

Cuéntase <strong>de</strong> un avariento que a la hora <strong>de</strong> su muerte quiso testar, y dijo: «Mando a los<br />

<strong>de</strong>monios mi alma, pues me la ganaron con su solicitud, y no me quise aprovechar <strong>de</strong>l<br />

entendimiento que Dios me dio si no fue para ofen<strong>de</strong>rle. También les mando el alma <strong>de</strong> mi<br />

mujer, que se alegraba con mi torpe ganancia y me solicitaba en ella para po<strong>de</strong>rse mejor vestir<br />

y componer su persona y casa. Mandóles también las <strong>de</strong> mis hijos, que siempre me ayudaron<br />

y molestaron para que sin respeto cristiano robase con mal trato y llegase la mucha hacienda<br />

que tuve. También les mando el ánimo <strong>de</strong> mi confesor, porque me absolvió <strong>de</strong> todo por<br />

interés y amistad que se le seguía, recibiendo dádivas, con que su lengua fue muda en<br />

reprehen<strong>de</strong>r mi vicio». 74<br />

En cuanto a las razones que hemos llamado socioespirituales, conciernen a otro tipo<br />

<strong>de</strong> codiciosos, a los más previsores y peritos en la economía <strong>de</strong> la salvación tal como<br />

podía concretarse en la España católica <strong>de</strong> Felipe II. A aquellos que sabían utilizar en<br />

provecho espiritual suyo cuantos sutiles instrumentos o artificios religiosos la Iglesia<br />

supo fomentar para facilitar que los ricos, en vez <strong>de</strong> caer en el infierno para siempre,<br />

pudieran granjear si no un tránsito inmediato para el Cielo, a lo menos una<br />

permanencia transitoria en el Purgatorio 75 . Queremos hablar, por ejemplo, <strong>de</strong> ciertas<br />

disposiciones que el «usurero y ladrón» <strong>de</strong>l capítulo III establecen en sus testamentos<br />

enfocados en nuestro estudio: «Tradición y mo<strong>de</strong>rnidad en la obra <strong>de</strong> <strong>Mateo</strong> <strong>Alemán</strong>», en Studia Áurea.<br />

Actas <strong>de</strong>l III Congreso <strong>de</strong> la AISO (Toulouse, 1993), [Pamplona-Toulouse, GRISO-LEMSO] III, «Prosa»,<br />

pp. 247-258.<br />

74 S. A., II, 5, f. 133 r. Recuér<strong>de</strong>se el testamento <strong>de</strong>l asno traído a colación en el Guzmán <strong>de</strong> Alfarache<br />

con motivo <strong>de</strong> la preparación <strong>de</strong>l «famoso hurto» urdido contra el merca<strong>de</strong>r milanés. Entre las varias mandas<br />

consta la siguiente: «Mi corazón se dé a los avarientos» (P. II, 1. II, cap. V, p. 242).<br />

75 Para una visión más amplia <strong>de</strong> la figura <strong>de</strong>l usurero, véase Jacques Le Goff, La bourse et la vie.<br />

Économie et religion au Moyen Âge, Paris, Hachette Littératures, 1986.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!