San Antonio de Padua» de Mateo Alemán - Centro Virtual Cervantes
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EL SAN ANTONIO DE PADUA DE MATEO ALEMÁN 45<br />
aquella parte <strong>de</strong> Romandiola y su comarca, don<strong>de</strong> también había muchos herejes en quien las<br />
herejías habían acepado y echado raíces fuertes, negando la potestad en el Papa. 9 - 5<br />
Ahora bien, fuera <strong>de</strong> este testimonio histórico sugestivo <strong>de</strong> las contiendas religiosas<br />
que hacia los años <strong>de</strong> la Quinta Cruzada se manifestaron por el Sur <strong>de</strong> Francia y el<br />
Norte <strong>de</strong> Italia, en lo que po<strong>de</strong>mos consi<strong>de</strong>rar introducción stricto sensu a la narración<br />
<strong>de</strong>l portento, algunas modalida<strong>de</strong>s literarias utilizadas para calificar a ambas<br />
comunida<strong>de</strong>s enfrentadas distan lo suficientemente <strong>de</strong> la tradición antoniana como para<br />
que se repare en ellas:<br />
Hay en esta ciudad <strong>de</strong> Ariminio un puerto <strong>de</strong> mar, don<strong>de</strong> aconteció en aquel mismo tiempo<br />
un milagro [...]. Predicaba san <strong>Antonio</strong>, disputando contra los herejes, con <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> ganar sus<br />
almas y glorificar al Señor por las lenguas <strong>de</strong> sus perseguidores; y como no supiesen resistir a<br />
su sabiduría ni hallaban modo cómo excusarse <strong>de</strong> recebir su dotrina, ya <strong>de</strong>svergonzados, para<br />
dar color a su ignorancia, tomaron por medio menospreciar en ausencia su palabra y no<br />
quererle oír. [...] Éstos andaban huyendo <strong>de</strong>l bienaventurado san <strong>Antonio</strong> y, como eran<br />
po<strong>de</strong>rosos, los principales y los más, llevaban <strong>de</strong> caída tropellados a los cristianos, por ser los<br />
menos, gente pobrecita, maltratada y temerosa por perseguida: y amedrentados, no se<br />
atrevían algunos a seguir al bienaventurado santo ni manifestarse por quién eran, por los<br />
malos tratamientos que les hacían aquellos caimanes, aquellos renocerontes <strong>de</strong>l mundo.<br />
(S. A., II, 20, f. 184v.-185r.)<br />
En efecto, pese a referirse a circunstancias específicas <strong>de</strong> tiempos pretéritos,<br />
observamos fácilmente que el hagiógrafo hispalense sigue acudiendo a un registro<br />
lingüístico muy parejo al que hasta ahora hemos podido ver en su obra cuando evocaba<br />
críticamente los antagonismos sociales <strong>de</strong> la España <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l siglo xvi. Alta<br />
categoría social y po<strong>de</strong>río, simbolizados por los «caimanes» y, sobre todo, los<br />
«renocerontes <strong>de</strong>l mundo», se aunan para tiranizar una vez más a los más <strong>de</strong>svalidos, a<br />
esa «gente pobrecita» cuya presencia se manifestará con sentido más explícito en el<br />
folio 186 v. La discrepancia con la relación lusitana es diáfana 96 , acrecentada aún por el<br />
motivo mundano que <strong>Alemán</strong> adujo para explicar la actitud <strong>de</strong>spectiva <strong>de</strong> los<br />
«hereges» 9 ? y el esmero con que narra <strong>de</strong>talladamente las circunstancias que ambienten<br />
95 5. A., II, 20, í. 183 V.-184 r. Compárese con la versión <strong>de</strong> la Cbrónica lusitana {supra, nota 90) y<br />
repárese en que <strong>Alemán</strong> recurre a una terminología mucho más precisa («negando la potestad en el Papa»,<br />
ésa misma que consta en Rebolledo: «avía allí [en la comarca <strong>de</strong> Romandiola] algunos hereges, que negavan<br />
la potestad <strong>de</strong>l Papa con mucha <strong>de</strong>svergüenza...», ibid., f. 305 v.). Sobre el alcance <strong>de</strong> esta problemática,<br />
véase Henri Guerreiro, La originalidad <strong>de</strong>l <strong>San</strong> <strong>Antonio</strong> <strong>de</strong> Padua <strong>de</strong> <strong>Mateo</strong> <strong>Alemán</strong>. Hagiografía y picaresca.<br />
De lo teológico a lo social. I. La teología, pp. 47-56.<br />
96 «Pregaua e disputaua o sancto com gran<strong>de</strong> zelo e feruor <strong>de</strong> trazer os hereges ao lume da verda<strong>de</strong>, mas<br />
elles, endurecidos e obstinados, nâ só na quería conuerterse polla doctrina do sancto, mas cô <strong>de</strong>sprezo e<br />
indinacá porq os cófundia, nâ o queriam jà ouuir. E hS dia sancto <strong>Antonio</strong>, nâ querendo os hereges ouuir a<br />
palaura <strong>de</strong> Déos, cheo do spírito do Senhor foyse à foz do rio junto do mar, e stando em hua riba junto do<br />
mar e do rio, começou a chamar os pexes da parte <strong>de</strong> Déos...» (Marcos <strong>de</strong> Lisboa, ibid., f. CLXXI V.).<br />
97 «No por <strong>de</strong>jarle <strong>de</strong> oír, que antes parece digno <strong>de</strong> creer hacerlo por no per<strong>de</strong>r con el mundo la vana<br />
estimación en que los tenían <strong>de</strong> sabios. Dejaban <strong>de</strong> ver aquellos necios que trocaban la suma felicidad por la<br />
ínfima miseria y <strong>de</strong>sventura, gloria por con<strong>de</strong>nación, y su perpetuo <strong>de</strong>scanso por tormentos eternos. Esto es<br />
lo que causan vanas pasiones y pretensiones, <strong>de</strong>jar el queso por la sombra. Tal es la <strong>de</strong>sventura <strong>de</strong> los que,<br />
<strong>de</strong>slumhrados con las cosas <strong>de</strong>l siglo, no quieren volver los ojos a ver las cosas <strong>de</strong>l Cielo; vierten la purga <strong>de</strong>