San Antonio de Padua» de Mateo Alemán - Centro Virtual Cervantes
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EL SAN ANTONIO DE PADUA DE MATEO ALEMÁN 49<br />
ambivalencia semántica <strong>de</strong>l término, presente en la expresión por Déos or<strong>de</strong>nado, sirve<br />
para sentar que esa jerarquía resulta <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho divino. De ahí el empleo recurrente <strong>de</strong>l<br />
verbo «querer» cuyo sujeto es Cristo o Dios. De cuyas or<strong>de</strong>naciones (apenas rozadas en<br />
la tradición antoniana) darían testimonio en el texto alemaniano la extraña creación <strong>de</strong><br />
un portento tan admirable, que sólo se pue<strong>de</strong> concebir por <strong>de</strong>stinarse provi<strong>de</strong>ncialmente<br />
a servir <strong>de</strong> ejemplo docente para la conducta <strong>de</strong> los hombres. Así, en la inversión <strong>de</strong> los<br />
papeles entre los seres racionales y los irracionales (los peces o «bestias»), se plasma<br />
<strong>de</strong>finitivamente la alegoría y se abre paso al comentario reinterpretativo <strong>de</strong> sus<br />
respectivas y antagónicas actitu<strong>de</strong>s.<br />
El ambiente misterioso en el que se <strong>de</strong>senvuelve la congregación <strong>de</strong> los peces, su<br />
notable disposición en las aguas <strong>de</strong> la ría <strong>de</strong> Rimini, facilitan la reinterpretación<br />
i<strong>de</strong>ológica <strong>de</strong>l bello cuadro, como consta <strong>de</strong> las reflexiones <strong>de</strong>l autor <strong>de</strong>l <strong>San</strong> <strong>Antonio</strong> <strong>de</strong><br />
Padua:<br />
¿Quién aquí no consi<strong>de</strong>ra que los gran<strong>de</strong>s peces hacían espaldas a los pequeñuelos? Y parece<br />
que como sus príncipes y cabezas los abrigaban y <strong>de</strong>fendían, teniéndolos por <strong>de</strong>lante, y que<br />
cada uno estaba en su asiento competente. Allí estaría el <strong>de</strong>lfín como superior, y el<br />
camaroncillo como inferior, sin tiranía ni ambición alguna: sin querer alguno mostrar ni<br />
preten<strong>de</strong>r más <strong>de</strong> lo proprio suyo, cada uno contento con su suerte. (S. A., II, 20, f. 187 v.)<br />
Como se pue<strong>de</strong> comprobar, los valores morales y sociales que trascien<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la<br />
micro-sociedad acuática correspon<strong>de</strong>n tanto a los votos divinos como al mo<strong>de</strong>lo social<br />
anhelado por el autor <strong>de</strong>l Guzmán <strong>de</strong> Alfarache para la sociedad española <strong>de</strong> su tiempo.<br />
Sus juicios, en que alternan pru<strong>de</strong>ncia expresiva («y parece que...») y afirmación<br />
expresa mediante el recurso al indicativo, recuerdan aquí las relaciones pacíficas que<br />
median entre categorías sociales dispares. Ni el menor asomo ya <strong>de</strong>l atropello sufrido<br />
por aquella «gente pobrecita» <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> los «po<strong>de</strong>rosos» equiparados a los «herejes».<br />
Muy por lo contrario. Aquí, en el idílico ambiente <strong>de</strong>l portento, divinamente ejecutado,<br />
<strong>de</strong> lo que se precian los «gran<strong>de</strong>s peces», con toda conciencia <strong>de</strong> su gran<strong>de</strong>za y <strong>de</strong>ber, es<br />
cumplir con su papel y obligación <strong>de</strong> protectores y <strong>de</strong>fensores <strong>de</strong> los «pequeñuelos» 103 .<br />
Con tanta mayor naturalidad cuanto que ambas especies acatan la jerarquía que entre<br />
ellas impera. En cuanto a la segunda frase, ilustra la misma materia <strong>de</strong> Política<br />
perfilando algún que otro rasgo i<strong>de</strong>ológico complementario: una vez más queda<br />
enaltecido el equilibrio social pacíficamente fundado en la justicia <strong>de</strong> los príncipes y el<br />
<strong>de</strong>secho <strong>de</strong> cualquier «ambición» injustificada. De ahí la felicidad que embarga a<br />
1"' Parece que esta i<strong>de</strong>a venga sugerida en una frase <strong>de</strong>l fragmento <strong>de</strong> la Chrónica arriba citado: «Era<br />
cousa pera louuar a Déos, ver ali os pexes gran<strong>de</strong>s juntos aos pequeños, e os peqnos sob as asas dos mayores<br />
pacificamente andar e star». Para <strong>Alemán</strong> es ésta una exigencia ética y política tan fundamental que su<br />
violación por parte <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>rosos está vituperada con términos muy violentos en el mismo Libro segundo<br />
<strong>de</strong>l <strong>San</strong> <strong>Antonio</strong> <strong>de</strong> Padua: « ¡Desdichado siglo, tiempo infelice, que tal se podrá llamar y llorar, cuando se<br />
apo<strong>de</strong>ran los po<strong>de</strong>rosos <strong>de</strong> los puertos y no <strong>de</strong>jan pasar las quejas <strong>de</strong> los pequeñuelos, ni consienten que corra<br />
la voz <strong>de</strong> sus agravios adon<strong>de</strong> puedan tener algún remedio! Y ¡<strong>de</strong>sdichados mil veces aquellos que, como si lo<br />
transitorio fuese para siempre, olvidados <strong>de</strong> lo eterno, tiranizan la justicia, rompen leyes, quebrantan<br />
estatutos para a<strong>de</strong>lantar sus po<strong>de</strong>ríos, asentar sus liberta<strong>de</strong>s y que sus fuerzas crezcan para que los menos no<br />
las tengan y, como flacos, ni puedan <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse ni ofen<strong>de</strong>rlos!» (cap. XXI: «<strong>San</strong> <strong>Antonio</strong> (por celo <strong>de</strong> su<br />
Religión) se opuso contra fray Elias, general <strong>de</strong>lla, que trataba <strong>de</strong> relajar muchas cosas <strong>de</strong> su regla», f. 194<br />
r.).