Globalización y sociedad - Universidad Iberoamericana
Globalización y sociedad - Universidad Iberoamericana
Globalización y sociedad - Universidad Iberoamericana
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
cine<br />
›La pantalla sublevada<br />
Cine histórico mexicano<br />
Carlos Bonfil<br />
Escritor y crítico de cine. Colabora en<br />
diversos medios impresos y electrónicos,<br />
entre ellos el diario La Jornada y el<br />
suplemento Letra S<br />
María Félix en Río Escondido, 1947.<br />
El cine histórico mexicano duerme hoy el sueño de los<br />
justos en las bóvedas inexpugnables de la Cineteca Nacional.<br />
Saben de su existencia críticos e historiadores de<br />
cine; también un puñado de académicos universitarios.<br />
Es un cine poco visto por el público general y rara vez difundido,<br />
un cine que la indolencia institucional ha convertido en una<br />
auténtica pieza de museo. Actualmente se le rescata como parte<br />
de una onerosa parafernalia conmemorativa (las deslucidas fiestas<br />
del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución),<br />
y posiblemente después sea de nueva cuenta arrumbado<br />
en el desván de los objetos inservibles de la nación.<br />
La operación no es nueva. Luego de ofrecer en los años treinta<br />
la formidable recreación crítica de los sucesos revolucionarios<br />
(la trilogía de Fernando de Fuentes: El prisionero trece, 1933;<br />
El compadre Mendoza, 1934; Vámonos con Pancho Villa, 1935), el<br />
cine nacional se dedicó pacientemente a vaciar a la sublevación<br />
campesina de todo contenido contestatario. No debía haber ya<br />
complejidad dramática en los personajes, ni molestas insinua-<br />
50 IBERO<br />
ciones de perfidia y traición moral a los ideales revolucionarios;<br />
ningún cuestionamiento de fondo al régimen emanado de la<br />
Revolución triunfante, ni tampoco a la corrupción o al talante<br />
autoritario de algunos de sus caudillos. No era posible presentar<br />
ya la farsa oportunista de un hacendado empeñado en quedar<br />
bien con las fuerzas federales y también con los zapatistas, sumiéndose<br />
en una espiral de degradación moral y sacrificando de<br />
paso, por interés económico, a un amigo generoso.