11.05.2013 Views

Globalización y sociedad - Universidad Iberoamericana

Globalización y sociedad - Universidad Iberoamericana

Globalización y sociedad - Universidad Iberoamericana

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

La obra maestra que fue El compadre Mendoza sería irrepetible<br />

en el cine nacional. Tampoco era imaginable seguir derrumbando<br />

figuras mitológicas como la de Pancho Villa presentándolo<br />

como un ser polifacético, capaz de generosidad y bonhomía,<br />

pero animado también de un insaciable apetito de revancha.<br />

En El prisionero trece, un militar autoritario que por ironías del<br />

destino termina fusilando al hijo más amado, era no sólo una<br />

triste anécdota de la Revolución, sino también un sombrío planteamiento<br />

de tragedia. Revisar hoy la trilogía de Fernando de<br />

Fuentes es calibrar hasta qué punto el cine de la Revolución que<br />

producen las generaciones siguientes de cineastas es tan inocuo,<br />

acartonado y oficialista como la conmemoración onomástica<br />

que, con el mismo espíritu de aquel hacendado Mendoza, tri-<br />

Revisar hoy la trilogía de Fernando de Fuentes es<br />

calibrar hasta qué punto el cine de la Revolución<br />

que producen las generaciones siguientes de<br />

cineastas es tan inocuo, acartonado y oficialista.<br />

buta hoy el poder conservador a la vieja gesta<br />

histórica.<br />

En los años cuarenta, el cine de Miguel<br />

Contreras Torres (El rayo del sur, El padre<br />

Morelos, cintas de 1943) había ofrecido<br />

una visión idílica de la Independencia<br />

nacional. Los bandos contendientes<br />

lograban reconciliarse al advertir un<br />

objetivo común: encomiar la labor<br />

civilizadora de la Madre Patria y denunciar<br />

la corrupción de sus hijos<br />

peninsulares indignos. Películas como<br />

La virgen que forjó una patria (Julio Bracho,<br />

1942) o El insurgente (Raphael Sevilla,<br />

1940), destacaron a su vez la importancia de<br />

la religión en el proceso liberador, todo en perfecta<br />

armonía con la ideología conservadora del gobierno<br />

en turno. La recuperación de una historia de sublevaciones<br />

nacionales por parte de los gobiernos conservadores tiene<br />

como punto de partida el advenimiento del régimen de Ávila<br />

Camacho, y poco después la consolidación del presidencialismo<br />

de Miguel Alemán, Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos. Durante<br />

esos gobiernos, la imagen de la Revolución se petrificó en<br />

el cine, se institucionalizó como espejo fidedigno de la retórica<br />

oficial, y se volvió soporte indispensable en ceremonias onomásticas<br />

y manuales escolares.<br />

Dolores del Río y Pedro<br />

armendáriz, en Flor<br />

silvestre, 1943.<br />

Una cinta emblemática resume la intención del momento:<br />

Flor silvestre (1943), de Emilio Fernández, con Dolores del Río<br />

y Pedro Armendáriz en los papeles estelares: ofrece la combinación<br />

perfecta del glamour y la reciedumbre en una gesta heroica<br />

vuelta folclor instantáneo. La retórica oficial alcanza alturas vertiginosas<br />

en la escena inaugural de Río Escondido (Emilio Fernández,<br />

1947), donde la maestra rural Rosaura Salazar (María<br />

Félix) escucha emocionada en Palacio Nacional al presidente<br />

Miguel Alemán, quien le ordena llevar el alfabeto a las comunidades<br />

indígenas.<br />

La Revolución se confunde asimismo con las historias de<br />

amor contrariado que protagonizan las estrellas más populares<br />

del momento, Pedro Armendáriz y, una vez más, María Félix, en<br />

Enamorada (Emilio Fernández, 1946). Los episodios<br />

revolucionarios se diluyen en juegos<br />

galantes del amor y del azar, cuando no en<br />

melodramas exacerbados que fortalecen<br />

los arquetipos más socorridos del cine<br />

mexicano: la mujer momentáneamente<br />

embravecida, cuya temeridad se disuelve,<br />

para tranquilidad de todos, en<br />

una abnegación absoluta, y el macho<br />

pendenciero y fanfarrón que paulatinamente<br />

adquiere un perfil de héroe<br />

inmaculado y generoso.<br />

Las masas rebeldes se disuelven de<br />

modo conveniente en el inconmensurable<br />

paisaje que propone la lente de Gabriel Figueroa.<br />

Ya no importa capturar de modo puntual<br />

los ánimos de los combatientes, divididos entre<br />

el fervor al caudillo máximo y el desasosiego ante una condición<br />

miserable que nunca cambia. Tampoco centrar la atención<br />

en la tormenta moral que vive un revolucionario como Tiburcio<br />

Maya (Antonio R. Frausto) en Vámonos con Pancho Villa, quien se<br />

cuestiona derrotado y marginado por su propio ejército sobre la<br />

utilidad y provecho de la lucha, asaltado por la sospecha de que<br />

posiblemente tanta muerte no haya servido para nada.<br />

Lo que el cine de Emilio Fernández explotará hasta el cansancio<br />

es el optimismo que sobrevive a la tragedia y que rinde un<br />

IBERO 51

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!