Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
dejarás de idealizarle.<br />
—Hay <strong>un</strong> problema.<br />
—Vaya por Dios.<br />
—El problema —dijo Coral— es <strong>que</strong>... Ha venido con "su" Gladysín a Varsovia, y desde<br />
luego va a traerla a cenar. Y yo... <strong>que</strong>ría pedirte...<br />
—Taxativamente no —afirmé—. Ahora, hija mía, tengo <strong>un</strong>a clase <strong>que</strong> preparar. Ya te has<br />
acabado el café, ¿no?<br />
—Escúchame <strong>un</strong> momento, te lo suplico —dijo Coral—. Please. Sólo necesito <strong>que</strong> me<br />
acompañes esta noche. No he visto a Gaspar en todos estos años, ya lo sabes. Me siento... me siento<br />
tan, tan pe<strong>que</strong>ñita cuando pienso en él... y encima si viene con esa Barbie, yo... yo <strong>que</strong>daría fatal si<br />
voy sin novio... pero claro, yo no tengo novio...<br />
El Tozmi empezó a agitar el rabo, con tanto afán, <strong>que</strong> derramó <strong>un</strong>a taza en la mo<strong>que</strong>ta.<br />
—Tienes <strong>que</strong> aprender a controlarte, mujer —le dije—. ¡Tozmi, perro del demonio, me estás<br />
friendo la sangre! Pásame la bayeta, anda, y <strong>un</strong>a pizca de sal. Sabes <strong>que</strong> detesto darte consejos,<br />
Coral, pero deberías volver a tu casa ahora. Me traes por la calle de la amargura, Tozmi, hijo mío.<br />
—¡Sí, detestas darme consejos, y me das mil al día!<br />
—Por<strong>que</strong> te hacen mucha falta, y por<strong>que</strong> tú me los pides.<br />
—No sólo sería para mí <strong>un</strong> apoyo inmenso poder ir con <strong>un</strong> hombre a la cena, sino <strong>que</strong> además<br />
ir contigo... con <strong>un</strong> hombre maduro, <strong>un</strong> hombre curtido, no como él... sería <strong>un</strong> tri<strong>un</strong>fo, ¿no lo<br />
comprendes?<br />
Coral no era tonta del todo. Siguió adulándome durante <strong>un</strong> cuarto de hora, sin <strong>que</strong> yo hiciera<br />
nada por interrumpirla. Al final acabé por sentirme incluso más joven, y me eché <strong>un</strong> kieliszek de<br />
vodka al coleto. Encendí <strong>un</strong> cigarrillo.<br />
—Pero sería <strong>un</strong> tri<strong>un</strong>fo ficticio, Coral. Después tendrías remordimientos por haber mentido,<br />
sabiendo <strong>que</strong> lo de él es verdad y lo tuyo no. Tal vez no podrías resistir y le llamarías días después a<br />
Madrid para confesar la comedia. Eso sería lamentable.<br />
—¡Y <strong>un</strong>a eme, le voy a contar! No quiero más <strong>que</strong> sentirme superior a él por <strong>un</strong>a noche.<br />
¡Sólo <strong>un</strong>a noche, no pido más! Es el favor más importante de mi vida el <strong>que</strong> te estoy pidiendo.<br />
—No va a colar, Coral —aseguré—. No se lo va a tragar.<br />
—Ya veremos.<br />
Y he mirado a Coral con <strong>un</strong> viso de pena y he apagado mi cigarrillo polaco j<strong>un</strong>to a la ventana.<br />
Mi perro, el Tozmi, ha ladrado bajito por<strong>que</strong> desea jugar. Es <strong>un</strong> chucho castrado de color marrón,<br />
pe<strong>que</strong>ño como <strong>un</strong> conejo...<br />
53