12.05.2013 Views

Lo que vale un peine

Lo que vale un peine

Lo que vale un peine

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ayer.<br />

¡Te adelanté la mitad del dinero! bramaba Constantino. ¡Sollastre! ¡Pinchaúvas!<br />

Constantino, ¿no habrás bebido ese orujo <strong>que</strong> traes de Galicia? Me entregaste el original<br />

Si vuelves a hacerme esto te degüello. Tuve <strong>que</strong> buscar otro traductor, así <strong>que</strong> ya estás<br />

devolviéndome el anticipo. ¡Hoy mismo!<br />

Bueno, hombre... no te pongas así.<br />

¡Te pasaré a cuchillo! amenazaba el editor. ¡Te daré al anatema!<br />

Ismael colgó el teléfono. Se rascó la nuca.<br />

Debo de haberme pillado <strong>un</strong>a borrachera cósmica, murmuró. Tendré <strong>que</strong> andarme con ojo.<br />

Cuando descubrió doce botellas de coñac vacías en la cocina, se horrorizó. Las bajó al<br />

contenedor de vidrio en bolsas de plástico y luego fue al banco para transferir el dinero.<br />

Efectivamente, Constantino le había ingresado doscientas mil pesetas tres meses antes.<br />

Encogiéndose de hombros, extrajo la cantidad de su propia cuenta y después la ingresó en la del<br />

editor. Al final, su saldo venía a <strong>que</strong>dar en... ¡setenta pesetas! Mientras, caía la noche. En casa el<br />

canario dejó de trinar y sólo se percibía el rumor de fondo del monstruo urbano: detonaciones<br />

lejanas, sirenas de ambulancias, alarmas de entidades bancarias, bocinas de automóviles y rugidos<br />

de motocicletas ilegales. La locura colectiva de <strong>un</strong> Madrid <strong>que</strong> yo había apartado vol<strong>un</strong>tariamente<br />

de mí, en <strong>un</strong>a especie de exilio interior. <strong>Lo</strong> <strong>que</strong> ignoraba era <strong>que</strong>, mientras me dormía, Ismael<br />

entraba en “La Prestancia”, su taberna de toda la vida. El local estaba medio lleno.<br />

Hoy traes mejor cara, le dijo afablemente Aruba, el camarero. ¿Ya no piensas en Eva?<br />

¿Quién es Eva? preg<strong>un</strong>tó Ismael, con sincero asombro.<br />

Bien, repuso Aruba, feliz. Así me gusta.<br />

Aruba era egipcio pero llevaba media vida en Madrid. Tenía rizos y cara de no haber roto<br />

n<strong>un</strong>ca <strong>un</strong> plato, pero no decía ni la mitad de lo <strong>que</strong> sabía. Conocía a Ismael desde la adolescencia.<br />

No hay quien te entienda, suspiró Ismael, sin comprender. Oye, no tengo <strong>un</strong> duro.<br />

Ya me extrañaba <strong>que</strong> vinieras a saludar a este pobre sarraceno.<br />

Tengo <strong>que</strong> traducir <strong>un</strong> ladrillo holandés sobre la eutanasia, pero no voy a ver guita en dos<br />

semanas. Venga, tío, préstame cincuenta mil, sabes <strong>que</strong> te los devuelvo.<br />

Y si no me los devuelves, te momifico, se reía Aruba, mientras abría la caja registradora y le<br />

pasaba cinco billetes de diez mil. Ya <strong>que</strong> te veo tan recuperado... tienes <strong>un</strong>a presa al final de la<br />

barra. J<strong>un</strong>to a los catavinos.<br />

¿La rubia? preg<strong>un</strong>tó Ismael, contento. ¿Qué posibilidades tengo?<br />

Setenta y cinco por ciento, aseguró el egipcio. Ha venido tres o cuatro veces por aquí. Le<br />

gustan los idiomas, estudia literatura en la <strong>un</strong>iversidad de su país. Y es de las <strong>que</strong> se dejan seducir<br />

65

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!