La excelencia científica. Hombres y mujeres en las Reales Academias
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sólo por esta razón exist<strong>en</strong>cial. También como consecu<strong>en</strong>cia<br />
de la inserción estructural del ci<strong>en</strong>tífico, dep<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te del sistema<br />
de la producción de conocimi<strong>en</strong>tos. Dicho de otra manera:<br />
<strong>en</strong> la medida <strong>en</strong> la que crear saberes es una tarea necesitada<br />
de recursos financieros, controlar éstos es un<br />
medio importante de <strong>en</strong>cauzar y dirigir todo el proceso productivo.<br />
Fijando no sólo prioridades, sino también proporcionando<br />
(o no) procedimi<strong>en</strong>tos, así como evaluando resultados<br />
y aplicaciones.<br />
Si a todo ello añadimos el ord<strong>en</strong> institucional d<strong>en</strong>tro del cual<br />
ti<strong>en</strong>e lugar la creación de conocimi<strong>en</strong>tos, calibraremos mejor<br />
aún <strong>las</strong> limitaciones del tipo-ideal. Porque los dos ámbitos<br />
principales d<strong>en</strong>tro de los cuales han desempeñado su trabajo<br />
los ci<strong>en</strong>tíficos han v<strong>en</strong>ido si<strong>en</strong>do <strong>las</strong> universidades así como<br />
los c<strong>en</strong>tros de investigación creados al marg<strong>en</strong> de la universidad.<br />
En estos últimos resulta innegable la fuerte pres<strong>en</strong>cia<br />
de intereses y modalidades de organización que no proced<strong>en</strong><br />
primariam<strong>en</strong>te, o no son es<strong>en</strong>cialm<strong>en</strong>te fruto de la actividad<br />
autónoma de la comunidad de ci<strong>en</strong>tíficos tal y como se <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>de<br />
<strong>en</strong> la tradición académica. Y es precisam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> este<br />
ámbito donde se ha llevado a cabo, de manera cada vez más<br />
significativa, la investigación más relevante del mundo contemporáneo.<br />
Y no sólo aplicada, dado que cada vez resulta<br />
más difícil distinguir la básica de la aplicada.<br />
Por lo que a <strong>las</strong> universidades se refiere, otro tanto puede decirse.<br />
<strong>La</strong> dep<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia económica, normativa y hasta teleológica<br />
de la institución respecto de instancias aj<strong>en</strong>as a la misma,<br />
sólo permite mant<strong>en</strong>er su pret<strong>en</strong>dida autonomía como<br />
mera formalidad nominalista. Cada vez m<strong>en</strong>os <strong>las</strong> universidades<br />
ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>en</strong> sus manos tomar iniciativas <strong>en</strong> el terr<strong>en</strong>o<br />
que les es propio: la selección del profesorado, de los alumnos<br />
y la elaboración de los planes de estudios. Con <strong>las</strong> difer<strong>en</strong>cias<br />
que se quieran <strong>en</strong>tre unos y otros modelos, resulta<br />
incuestionable que son otros poderes los que se <strong>en</strong>cargan de<br />
hacerlo (el Estado, <strong>las</strong> fundaciones, los grupos religiosos...).<br />
Sólo ilusoriam<strong>en</strong>te puede mant<strong>en</strong>erse que la comunidad académica<br />
disponga de un marg<strong>en</strong> de autonomía notable d<strong>en</strong>tro<br />
de su campo. Es más: la t<strong>en</strong>d<strong>en</strong>cia es a perder la poca que<br />
pudiera t<strong>en</strong>er. Un indicador expresivo al respecto es que el<br />
mundo universitario de prácticam<strong>en</strong>te todo el mundo desarrollado<br />
se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra sometido a un interminable proceso de<br />
reformas, del que todos opinan y toman decisiones con ex-