12.05.2013 Views

La excelencia científica. Hombres y mujeres en las Reales Academias

La excelencia científica. Hombres y mujeres en las Reales Academias

La excelencia científica. Hombres y mujeres en las Reales Academias

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

62<br />

cho a la Academia se desató con virul<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la sociedad<br />

francesa. En la misma intervino Georges Sand, literata romántica<br />

bi<strong>en</strong> célebre que había mutado su nombre real por<br />

un apodo masculino. Georges Sand recogió la her<strong>en</strong>cia de<br />

Madame de Staël, y convirtió lo intelectual <strong>en</strong> una actividad<br />

al modo romántico, es decir pasional, aunque todavía afectada<br />

de una pasividad, que puede comprobarse <strong>en</strong> sus primeras<br />

nove<strong>las</strong>, donde no traspasará el recurr<strong>en</strong>te tema de la<br />

mujer malcasada, y todo lo más, como bu<strong>en</strong>a rousseauniana,<br />

llegará a combatir el absurdo matrimonial (Doumic,<br />

1922:73-111).<br />

Un amigo de Georges Sand, el periodista de Le Figaro y<br />

miembro de la Academia francesa Jules Sandeau, con qui<strong>en</strong><br />

publicó conjuntam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 1863 un libro bajo la firma de «Jules<br />

Sand», escribirá con el pseudónimo J...S... un folleto ficcional<br />

<strong>en</strong> el que simulaba el supuesto discurso de recepción<br />

de una académica. En el ficticio discurso de aceptación la<br />

académica <strong>en</strong>cumbrada humildem<strong>en</strong>te señala que supone<br />

que no ha sido elegida por sus méritos literarios sino para<br />

reparar «una larga injusticia». En el de contestación del académico<br />

<strong>en</strong>cargado de recibirla argum<strong>en</strong>tará, por el contrario,<br />

que con su <strong>en</strong>trada se reconoce el g<strong>en</strong>io que falta <strong>en</strong> una<br />

Academia cuyos miembros son <strong>en</strong> su mayoría figuras decorativas.<br />

El académico Sandeau pasa revista a la gran injusticia<br />

cometida con Rousseau <strong>en</strong> su tiempo no promoviéndolo a<br />

la Academia, y la injusticia no m<strong>en</strong>os sangrante cometida<br />

por Molière la obra Les Femmes Savants al ridiculizar a <strong>las</strong><br />

<strong>mujeres</strong> pres<strong>en</strong>tándo<strong>las</strong> colectivam<strong>en</strong>te como una suerte de<br />

maritornes. Dirá Sandeau: «Asociándose a un movimi<strong>en</strong>to de<br />

ideas que toma el carácter de una alta y noble reparación, la<br />

Academia no ha pret<strong>en</strong>dido solam<strong>en</strong>te romper una tradición<br />

secular, sino ahora ha querido dar a este acto el carácter de<br />

una impon<strong>en</strong>te y solemne consagración» (Sandeau, in Sand,<br />

1981:54). En la polémica real desatada por el escrito ficcional<br />

de Jules Sandeau intervino la propia George Sand, a<br />

qui<strong>en</strong> con seguridad t<strong>en</strong>ía por telón de fondo su amigo y polemista.<br />

Sand se pregunta contund<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te: «Pourquoi les<br />

femmes a l’Academie?». El argum<strong>en</strong>to de Sand es <strong>en</strong> resumidas<br />

cu<strong>en</strong>tas el sigui<strong>en</strong>te: <strong>en</strong> la Academia francesa cuando fue<br />

creada no existían controversias de ord<strong>en</strong> político o religioso,<br />

o a veces ni siquiera literario; por tanto, se otorgaba la <strong>excel<strong>en</strong>cia</strong><br />

por casi unanimidad. El tiempo, y fundam<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te<br />

el siglo XIX, introdujeron <strong>en</strong> su s<strong>en</strong>o la duda y la polémica, so-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!